Siete años después de su escandalosa salida de la cárcel, infame narcotraficante habría regresado a las actividades ilícitas
Al norte de México un espectro ha vuelto a la vida: Rafael Caro Quintero, el “Narco de narcos”, tomó las armas y está reagrupando sus fuerzas. Su primer objetivo ha sido disputarle el territorio de Sonora a la facción de los Chapitos, liderada por los hijos de Joaquín el “Chapo” Guzmán.
A sangre y plomo, el fundador del extinto Cártel de Guadalajara, ha hecho sentir sus pasos, atribuyéndosele los últimos hechos de violencia ocurridos en el municipio de Caborca (Sonora), donde la semana pasada, elementos de la Guardia Nacional y presuntos sicarios se enfrentaron dejando al menos 10 lesionados.
En esta zona, montañosa y productora de marihuana, el capo de 68 años no sólo ha empezado a reclutar sicarios, sino que se ha aliado con antiguos operadores del “Chapo” Guzmán y formando el grupo criminal Cártel de Caborca.
Sonora, dada su ubicación geográfica como estado fronterizo con Estados Unidos, hace crecer el interés de las organizaciones criminales que buscan el control de trasiego de drogas. Entre esos grupos se encuentra la célula delictiva de Los Salazar, identificada como brazo armado del Cártel de Sinaloa, y con quien mantiene una disputa encarnizada por el control del territorio.
Además de la disputa por las rutas de la droga, la cruenta “narco guerra” que actualmente protagonizan ambos grupos criminales, tiene como epicentro el control de un extenso territorio donde se asienta una gran veta de oro que actualmente es propiedad de ejidatarios.
En esa disputa, los criminales tienen como aliados a poderosos políticos de Sonora que también desean quedarse con algunas hectáreas de esas áridas tierras, en su superficie, pero que son poseedoras de una gran riqueza en su subsuelo.
El pasado se ha vuelto presente
Fortalecido, los golpes de Caro Quintero son cada vez más audaces. El pasado 20 de junio, 12 civiles fueron asesinados en Caborca. En mayo, una hielera con restos humanos fue abandonada en el Ejido 15 de Septiembre. El contenedor se encontraba acompañado de un mensaje con amenazas de parte de gente de Rafael Caro Quintero, “El Narco de Narcos”.
“A la gente de la Costa les estamos informando, somos la gente de Caro Quintero. Esta plaza no pertenecía y ahora todos aquellos productores, comerciantes, mineros de la región, tendrán que pagar la plaza, aquí estamos para limpiar. Soo la Barredora 24/7, el R Rodrigo Paez y Cara de Coch, y todos juntos somos el Cártel de Caborca”, [sic] se leía en la manta.
Desde hace años, Caborca ha sido identificado como el centro de operaciones de Caro Quintero. En esa localidad, el fundador del Cártel de Sinaloa controla la siempre, el cultivo y cosecha de marihuana.
Su dominio en la zona ha sido absoluto. Según atestiguan pobladores, cuando el grupo del Narco de Narcos llega, nadie se cruza en su camino. Las pistas de su actividad también han sido evidentes. Por ejemplo, en Sonora, la venta de automóviles lujosos ha sido acaparada por Caborca, tierra de ganaderos, quienes no podían ser los adquirientes. Además se incrementó sustancialmente la compra-venta de ranchos, que se llegaron a vender al doble de su costo, y tampoco los compradores eran ganaderos.