Las posturas respecto la presencia del Ejército en las calles, la relación con Donald Trump o el papel de la prensa nacional y extranjera son las que más revuelo han causado en los últimos dos años
Desde varios años antes de ser presidente, Andrés Manuel López Obrador se ha caracterizado por sus duros señalamientos a los malos manejos de la administración del país, por parte de los anteriores gobiernos, así como las condenas públicas a los actos que él ha tildado de corruptos, injustos o de traición a la patria.
Antes de las mañaneras fue Twitter. Desde hace más de una década (se unió a esa red social en 2009) esa fue su plataforma de expresión, la trinchera desde donde emitía sus juicios, para el gobierno y sus oponentes.
Opiniones variadas que iban desde las remesas que envían lo compatriotas en el extranjero hasta el uso del Ejército en las calles impuesto por administraciones pasadas, pasando por las acusaciones de xenofobia en los dichos de Donald Trump sobre los mexicanos, cuando recién en 2016 ganaba las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Mismas posturas que, desde que se volvió presidente, se han vuelto contradictorias al ser opuestas a lo que hoy opina el mismo mandatario mexicano. Al menos cinco publicaciones que AMLO hizo en Twitter, antes de asumir la presidencia, así lo dejan manifiesto.
La militarización de las calles
Una de las contradicciones más notorias ha sido la postura del mandatario mexicano sobre la presencia del Ejército en las calles.
Y es que mientras en febrero de 2013, con Enrique Peña Nieto como presidente, AMLO señaló como “perverso” que se utilizara a los militares para hacer frente al problema de inseguridad “que ellos crearon por dedicarse a saquear”, en marzo de este año, ya como mandatario, decretó la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles del país hasta el 2024, como refuerzo al resguardo de seguridad para los policías de la Guardia Nacional.
El Reforma y la prensa extranjera
Varios medios nacionales tradicionales, y otros tantos internacionales de renombre (sino es que todos), han sido abierta, directa y duramente criticados por el presidente López Obrador durante los 24 meses que lleva su gobierno.
Por ejemplo, sus ya conocidos dichos al diario mexicano nacional Reforma al que ha llamado “pasquín inmundo” –expresión usada para describir un medio periodístico de circulación precaria y/o contenidos deleznables–, “prensa fifí”, “diario conservador (opuesto a su corriente ideológica)”… y a sus columnistas los ha expuesto como “chayoteros”, expresión que se refiere a los periodistas en épocas pasadas recibían dinero por parte de los gobernantes.
Pero en 2015 utilizaba una encuesta de ese medio como argumento en contra del entonces presidente Enrique Peña Nieto. “La encuesta del Reforma revela la debacle de EPN, pero lo más preocupante es el pasmo de la clase política ante la crisis de México”, tuiteaba López Obrador en julio de ese año.
“(…) ¿Cuál es la característica de esos periódicos? Hablando con franqueza, pues que están también tomados por las grandes corporaciones internacionales, económicas y financieras. Es una decadencia también expresada en los medios de comunicación del mundo”, decía el presidente mexicano el pasado mes de mayo sobre medios como el Wall Street Journal, New York Times, Washington Post y Financial Times, luego que de en distintos artículos dichas publicaciones señalaron que el gobierno mexicano informaba cifras engañosas sobre el número de contagios y muertes por el COVD-19.
Sin embargo, se presenta el mismo caso que con el Reforma: en 2013, igual que en 2016, hay un par de tuits en los que AMLO argumenta publicaciones del WSJ y del NYT, respectivamente, para reclamar explicaciones o respaldar acusaciones en contra de los gobiernos en turno.
Las remesas, el salvavidas económico de la pandemia
En marzo de 2016 (sexenio de Peña Nieto), López Obrador condenaba que la economía nacional estaba tan mal que muchas regiones del país solo sobrevivían a base de las remesas que enviaban a México los connacionales en el extranjero.
Pero en este 2020, ante la crisis económica que causó el azote de la pandemia del nuevo coronavirus en el país, AMLO cambió el discurso. Ahora considera “un milagro social” y una “extraordinaria fraternidad del pueblo mexicano”, el envío y repunte de los ingresos que envían los mexicanos en otros países, sobretodo en Estados Unidos. Es decir, hoy en día ya no ve como un fracaso gubernamental tener una dependencia tan grande a las remesas.
Donald Trump, de non grato a ser un amigo
La diferencia en sus declaraciones respecto al presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido una de las más remarcadas durante este 2020.
En enero de 2017 Andrés Manuel exigía demandar a Trump por violación de derechos humanos luego de que el estadounidense advirtiera: “si México no está dispuesto a pagar por el muro, sería mejor cancelar la próxima reunión (una que sostendría con EPN)”, que estaba prevista para finales de dicho mes, y que efectivamente fue cancelada.
Pero este año López Obrador hizo su primera ––y hasta ahora única–– visita al extranjero como mandatario a Washington, en atención a una invitación de Donald Trump. Ahora, al ser cuestionado por los insultos de su homólogo sobre los mexicanos y sobre el muro fronterizo que hasta el último momento de su mandato ha sostenido, el mandarario mexicano se limita a argumentar la política y doplomacia como medio de una buena comunicación.
Además, López Obrador quien incluso publicó un texto en contra del presidente de EEUU (Oye, Trump) ahora lo considera su amigo.
Los tiempos de los partidos en radio y televisión
Y otra incongruencia queda retrata en el tema de los tiempos publicitarios de los partidos políticos en radio y televisión. Ahora, en el contexto de la pandemia, el presidente ha hecho un llamado a los partidos –de cara al proceso electoral de 2021– para ceder sus espacios a la divulgación de información sobre el comportamiento, cifras y proceso de vacunación del COVID-19.
Pero en 2015, AMLO era bastante enérgico en denunciar una propuesta del Partido Verde que ponía sobre la mesa la posibilidad de quitarle la gratuidad a los tiempos otorgados a los partidos para su publicidad y empezar a cobrarlos.