EL BAGAZO.
POR: MAQUIAVELUCHO
El pasado viernes 23 de enero, el gobernador del estado anunciaba el retorno a semáforo de color, esto ante el incremento de la incidencia de casos y de la ocupación hospitalaria, dicha acción no fue bien recibida en esta región de la huasteca potosina, toda vez que uno de los impulsos económicos en la zona es el turismo y toda actividad benéfica del consumo de los visitantes.
Si bien, las medidas de suspensión afecta tanto al ramo turístico, restaurantero, hasta las pequeñas tiendas de abarrotes; pues si bien, sienten que el cierre obligatorio a las 6 de la tarde de toda actividad se siente más como un toque de queda; no es así, ya que si fuese ese caso, se tendrían sanciones y arrestos a quien no acatara este horario.
Sin embargo, los comerciantes se la han ingeniado como todo mexicano para poder salir adelante, y una buena idea es la repartición de los productos mediante “mandaditos”, personas que por una cantidad hacen entrega de los insumos, o bien los mismos comerciantes ofrecen el servicio sin terceros; pero hay otros negocios que al parecer se sienten intocables o siguen incrédulos de las medidas restrictivas impuestas.
Tal parece que la COEPRIS en la huasteca tiene una tarea difícil, ya que con poco personal y la poca disposición por parte de las direcciones responsables de los ayuntamientos, no les es posible supervisar todo el territorio huasteco, y existen lugares en los que aún no pueden revisar que cumplan con las medidas, y por ende que no se garantice la acción principal de evitar la movilidad poblacional y cortar cadenas de contagio de COVID-19.
Sin mencionar que, Ciudad Valles se encuentra frente a la segunda oleada de casos, donde se visualiza el ascenso de casos por covid, así como la ocupación en hospitales; pero tal parece que esta administración independiente no aprendió de la situación el año pasado; dejando solos a las autoridades sanitarias, para que sean estas quienes se enfrenten a los comercios desobedientes.
Al parecer no basta que en el municipio existan casi 4 mil casos y 261 familias enlutadas por esta pandemia, que no ven el daño que esta enfermedad está causando, y que lejos de apoyar y contribuir en reducir el riesgo, abandonan el barco como siempre se ha destacado esta administración de no hacer frente a tal problema.
Quien de plano ha perdido rumbo y anda como gallina sin cabeza, es la presidenta municipal de Tamasopo, Rosalba Chavira Baca, (Rosy para los cuates), ya que mediante su perfil “oficial” en redes sociales emitió una carta digna de un poema, pero como Poncio Pilatos, se lava las manos, diciendo que su ayuntamiento no sancionara a quienes infrinjan en estas medidas, que los malos en esta novela serán los de Servicios de Salud y COEPRIS.
Tal parece que a la presi Rosy no le ha caído el “20” de la situación compleja que se vive en el estado, aún y a pesar que personal de su administración se ha contagiado e incluso hay quienes han perdido la vida por causa del COVID-19, en dicho ayuntamiento se han dado ya dos brotes de la enfermedad, en este último 14 personas se han detectado reactivas a las pruebas.
Con dicha actitud de relajamiento respalda la desobediencia ante la emergencia sanitaria haciéndose de la vista gorda, en conjunto con su director de turismo, continúan permitiendo que los sitios turísticos y operadoras reciban a visitantes, poniendo en riesgo la salud de los tamasopolenses, donde si bien se han registrado 129 casos, pero de estos, lametablemente 34 han fallecido, es decir una cuarta parte de los casos confirmados han perecido.
Esto nos habla del poco compromiso de esta alcaldesa que lejos de mostrar una posición de responsabilidad, incita a sus gobernados mediante un engañoso comunicado, poniendo en riesgo la salud de la población, donde ni en el mismo edificio municipal puede controlar los protocolos sanitarios, tanto así que tuvo que suspender sus actividades.