Al menos 5 mil 700 apicultores de Oaxaca, entre organizados y libres, que desde hace varios años batallan para sacudirse a los intermediarios, obtener apoyos financieros y combatir las plagas, ahora también tienen que enfrentar la adulteración de la miel, pues dicho producto apócrifo se ha convertido en uno de sus principales desafíos, ya que limita la exportación.
En municipios de la zona oriente del Istmo de Tehuantepec, sobre todo en Chahuites y San Pedro Tapanatepec, los apicultores también pelearon hasta que lograron que las autoridades suspendieran la fumigación aérea de las plantaciones de mango de exportación, porque contaminaba la miel.
Los productores conocidos como mieleros, tanto del Istmo como de la Costa y de la Mixteca, regiones de la entidad oaxaqueña que concentran el mayor número de apicultores, tienen que incursionar en la ganadería, la floricultura y en los cultivos de calabacitas y ejotes, lo anterior como una forma de contribuir e incrementar la polinización.
Adela Solar Hernández, una profesora jubilada que tiene 15 años produciendo miel en unas 200 colmenas entre las plantaciones de mango en San Pedro Tapanatepec, lamenta que las autoridades del sector federal y estatal (Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural y Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Pesca y Acuacultura), hayan descobijado los programas para combatir el abigeo y robo de cajas con abejas productoras de la miel.
“Aquí en la zona oriente del Istmo, la mayoría de los 95 mieleros que tienen en sus inventarios más de 7 mil 500 colmenas también enfrentan pérdidas económicas ante el creciente fenómeno de adulteración de la miel”, explica la productora, quien agrega que cada año, entre los meses de noviembre a marzo, se producen unas 330 toneladas del producto.
En la entidad, datos de la Secretaría de Economía oaxaqueña indican que anualmente se producen 4 mil 150 toneladas de miel, lo que coloca a Oaxaca en el quinto lugar entre los estados productores a nivel nacional.
Desde la región de la Mixteca, Gaudencio de Jesús Vásquezdenuncia que las autoridades de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y de la Comisión Federal para la Protección de Riesgos Sanitarios (Cofepris), no combaten esa práctica desleal y dañina de adulteración, donde cambian la calidad con dulces sintéticos.
De hecho, las propias autoridades federales reconocen que la miel es fácil de adulterar, pues sólo se le agregan otros azúcares, como la glucosa comercial, la común o el jarabe de maíz de alta fructosa. Y advierte que puede encontrarse en la vía pública y hasta en mercados.
Por la falta de apoyos, comentan por separado Adela Solar y Gaudencio de Jesús, los mieleros no han podido sacudirse a los intermediarios o coyotes para exportar. Llegan a la zona de producción, imponen precios por debajo de los costos, revenden a los exportadores y se llevan las ganancias, acusan.
Enfundados en sus equipos de protección, que constan de un overol, velo, guantes, espátula y la escafandra, que cuestan arriba de los 2 mil 500 pesos y duran dos años, a los productores de miel, dicen, les gustaría contar realmente con los apoyos gubernamentales: “Que ningún funcionario abusara de su cargo y tampoco se robaran impunemente los recursos”, señalan.
Adela Solar y Gaudencio de Jesús recuerdan que en el último año del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se destinaron 180 millones de pesos para impulsar la apicultura de Oaxaca, pero acusan que funcionarios estatales y federales repartieron 60 millones entre “apicultores fantasmas” y lo demás desapareció, denuncian.
Gaudencio añade que la situación tampoco ha cambiado con el nuevo gobierno, pues para el primer año del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador les anunciaron apoyos que finalmente nunca llegaron y siguen esperando.