Por:Esteban Espinoza Hernández
El dicho popular “prometer no empobrece” sugiere que hacer promesas es fácil, pero lo verdaderamente valioso es cumplirlas. En el caso de Ricardo Gallardo Cardona, gobernador de San Luis Potosí, su mandato ha estado marcado por una serie de promesas y acciones que han generado opiniones diversas entre los ciudadanos.
Es innegable que durante su tiempo en el cargo, se han llevado a cabo obras y acciones que han tenido un impacto positivo en el estado. Estas iniciativas merecen reconocimiento y son un paso importante hacia el progreso. Sin embargo, es fundamental recordar que la labor de un gobernante no se mide únicamente por sus logros visibles, sino también por su capacidad para abordar problemas fundamentales y las preocupaciones de la población.
Uno de los aspectos que continúa siendo motivo de preocupación es el clientelismo político, una práctica que persiste en San Luis Potosí y una bandera del partido del gobernador para saciar su poder más que la necesidades .Este fenómeno puede socavar la igualdad y la transparencia en la política, debilitando la confianza en las instituciones gubernamentales.
Además, la inseguridad sigue siendo un tema candente en el estado, con un impacto directo en la vida cotidiana de los potosinos hoy en día los secuestros ó personas desaparecidas y la violencia se hace más patente en las cuatro zonas ,es la zozobra diaria y preocupación que se está volviendo algo cotidiano y ya no espanta .La seguridad es un derecho fundamental que los ciudadanos esperan que el gobierno proteja de manera efectiva y que hoy sigue siendo el talón de Aquiles de este gobierno .
Otro aspecto crítico es el impago de las pensiones a maestros, un asunto que afecta a quienes han dedicado sus vidas a la educación y que merecen recibir lo que se les ha prometido en sus años de servicio lo que deja ver un podrido sistema en pensiones sin resolver y que será un lastre para él gobierno gallardista.
Las clínicas rosas y otros programas de salud están por debajo de lo que en campaña prometió , cómo fue la construcción de de hospitales en las cuatro zonas e incluso en la zona indígena más pobre del país Santa María Acapulco . En donde aún siguen esperando el “hospital “ que dicho de paso fue solo un alarde en campaña para ganar la confianza de la zona xi‘uí .
La luz se apaga y el hospital de Rioverde sigue entrampado en problemas jurídicos , una obra que realmente no se ve para donde , esto da a pie que las clínicas rosas con sus contratos millonarios sirguen siendo insuficientes para hacerle frente a un problema que si bien se heredó siguen siendo las mismas personas que manejan la política interna en el sector salud debilitando las intensiones de servicio de este gobierno.
Los Alcaldes entreguistas propagandísticos del gobernador han preferido soñar en una reelección o seguir en el circo político que dar cuenta a los ciudadanos a sabiendas de que la ola verde los cobije en el 2024 dejando atrás la verdadera lucha social y recibiendo las dádivas o “sobras” y el son que les tocan para bailar sin escuchar ,ver ni sentir a la sociedad.
Estos desafíos, entre otros, empañan la fiesta de los logros gubernamentales y dejan en claro que prometer no empobrece, pero no basta. La ciudadanía tiene derecho a esperar no solo palabras, sino también acciones concretas y soluciones efectivas a los problemas que enfrenta. La evaluación de un gobierno debe ser un ejercicio riguroso que considere todas las facetas de su desempeño.
En última instancia, la voz de la sociedad y su participación activa en la supervisión de la gestión gubernamental son esenciales para garantizar que las promesas se conviertan en realidades tangibles y que los líderes sean responsables de sus acciones. San Luis Potosí merece un futuro en el que la promesa y la acción vayan de la mano para el beneficio de todos sus habitantes.
hasta las próximas .
