“No puedo estar de acuerdo cuando se toman decisiones que afectan la legítima aspiración de los militantes y aspirantes a cargos de elección popular. El PAN, es un instituto político con vida interna y en constante evolución que a lo largo de la historia ha dado batallas en defensa de los ciudadanos y en contra de los actos egoístas o la codicia de las y los que piensan en la política como un instrumento para lograr sus ambiciones personales”, así se pronunció Rubén Guajardo Barrera, diputado del segundo distrito local del Partido Acción Nacional, al conocer las más recientes definiciones que se dieron para la candidatura a la alcaldía capitalina.
Hizo un enérgico llamado a la dirigente estatal, Verónica Rodríguez y al presidente nacional del partido Marko Cortés por las atribuciones que se tomaron a espaldas de los militantes y aspirantes de San Luis Potosí, debido a que no hubo seriedad ni certeza, en los acuerdos tomados con los distintos aspirantes a la alcaldía capitalina, lo que vulnera los valores democráticos de los que los panistas están orgullosos.
Explicó que esta misma semana estuvo en San Luis Potosí un delegado nacional del albiazul, Juan Mastreta, con la presidenta del PAN, y los tres aspirantes a la candidatura a la alcaldía con quienes acordaron que se siglaría la capital potosina por el Partido Acción Nacional, además de que realizarían dos encuestas para determinar quién era el mejor candidato para representar a la militancia en este proceso electoral 2024, acuerdo que fue roto por la dirigencia ya que de buenas a primeras acordó beneficiar por debajo de la mesa, a su gusto y conveniencia, apoyar al Partido Revolucionario Institucional.
“Qué fácil darle la espalda a la militancia y me sorprende de Verónica Rodríguez que proviene al igual que yo de Acción Juvenil. Nos conocemos de los tiempos donde los principios y los valores panistas constituían la base ideológica de nuestras acciones y lo que nos movía era cambiar el sistema político para hacerlo más cercano a las nobles aspiraciones de sus militantes y de la ciudadanía. A penas el lunes, participé de una mesa política donde se establecieron reglas claras para llevar de forma democrática y transparente el proceso. Ninguno de los aspirantes mostró objeción en que el procedimiento propuesto fuera irregular o parcial para alguna de las partes. El consenso fue que para mayor claridad, las encuestas no deberían de ser de una sola pregunta como pretendía el delegado de manera económica, sino que debería contener las interrogantes necesarias para dirimir cualquier controversia”.
Desde ese día a la fecha, ya no tuvo comunicación de parte de la dirigente del partido para informar que el curso de la negociación política transitaba por otra vía, y mucho menos que se tomarían decisiones trascendentales “en lo oscurito, de madrugada y a espaldas de los militantes panistas. Respeto a todos los candidatos pero no el proceso, cómo va a ser, que fue el PRI, quien me hizo de conocimiento que en la capital siglaría el tricolor, y no me lo hizo saber de mi propio partido”.
Lamentó la falta diálogo, maltrato y desdén a quienes aspiran a gobernar la capital, “el resultado de los acuerdos lastiman el honor de la militancia y sin pudor dejan al descubierto una acción concertada que podría favorecer a uno de los aspirantes con una elección amañada y simuladora. Me siento obligado a levantar la voz porque las consecuencias de tratar con desdén a los activistas que siempre dan la lucha en las calles para convencer a los ciudadanos de nuestra oferta política. A ellos, nadie les ha preguntado si se sienten satisfechos con la forma de hacer política de los dirigentes locales y nacionales”.
