Esteban Espinoza / Rioverde
El 1 de octubre de 2024 marcó un día histórico para México cuando Claudia Sheinbaum Pardo rindió protesta como la primera presidenta constitucional del país. La ceremonia, celebrada en el Palacio Legislativo de San Lázaro ante el Congreso de la Unión, selló el inicio de un nuevo capítulo en la política mexicana, tras décadas de lucha por la igualdad de género.
Sheinbaum, quien asumió el cargo en un evento solemne, llegó vistiendo un vestido color marfil, finamente bordado por Claudia Vásquez Aquino, artesana de Santa María Xadani, Oaxaca, simbolizando su compromiso con las raíces y la diversidad cultural de México.
En su toma de protesta, Sheinbaum juró lealtad a la Constitución, pronunciando las palabras consagradas por el artículo 87: “Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen…” Con este acto, Sheinbaum tomó oficialmente las riendas del Ejecutivo Federal, sucediendo a Andrés Manuel López Obrador.
El momento clave llegó cuando la presidenta de la Cámara de Diputados, Ifigenia Martínez, le entregó la banda presidencial, conforme a la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales. Este protocolo simboliza la transmisión pacífica del poder, en un proceso que representa el corazón de la democracia mexicana.
La toma de protesta de Sheinbaum, quien fue una figura clave en el proyecto de la Cuarta Transformación impulsado por López Obrador, representa un hito para el país. Su llegada al poder no solo subraya el avance en la equidad de género, sino que abre un nuevo ciclo de liderazgo para México, donde las expectativas de continuidad y transformación están en el centro del debate nacional.