EL ORÁCULO
Por: Esteban Espinoza
En San Luis Potosí ya no hace falta esperar Halloween para tener una historia de terror. Nuestro gobernador, Ricardo Gallardo Cardona, se ha encargado de ponerle un disfraz de circo a lo que debería ser el máximo recinto del poder ejecutivo estatal: el Palacio de Gobierno. Y no, no es chiste (aunque lo parezca), ni una escena sacada de “La Rosa de Guadalupe”. Es la realidad de un estado que hoy se ha convertido en el hazmerreír nacional gracias a la total y absoluta falta de seriedad de su mandatario.
Todo comenzó con la aparición de un vídeo que circuló como pólvora en redes sociales: una mujer completamente desnuda, asomándose por una ventana del Palacio de Gobierno. Sí, ese mismo edificio donde se toman (o deberían tomarse) decisiones serias que afectan la vida de millones de potosinas y potosinos. En lugar de atender el asunto con la responsabilidad que amerita —investigación, protocolos, seguridad— el gobernador decidió darle un giro de comedia involuntaria a la situación… y terminó coronándose como el protagonista de un espectáculo lamentable.
¿Qué hizo? ¿Convocó a la Fiscalía? ¿Solicitó revisar los videos de vigilancia? ¿Ordenó una auditoría de seguridad? Nada de eso. Prefirió hablar… ¡de fantasmas!
En una escena digna del canal History o de un capítulo barato de “Extranormal”, Ricardo Gallardo aseguró con toda la cara seria (y con micrófono en mano) que lo que el video muestra no es una mujer de carne y hueso, sino una “entidad” que deambula por los pasillos históricos del Palacio. Es más, organizando un tour nocturno para periodistas con veladora en mano, como si fuera guía de turistas en Real de Catorce. El objetivo: probar que no hay explicaciones “humanas” para lo ocurrido. ¿Alguien quiere un exorcismo con su próxima rueda de prensa?
Mientras en otros estados los gobernadores atienden crisis de seguridad, educación, salud y desarrollo económico, en San Luis Potosí el jefe del Ejecutivo anda cazando espectros. No es broma: literalmente estamos gobernados por alguien que, ante un hecho que podría implicar una violación a la seguridad institucional, opta por el show, el ocultismo y la risa fácil.
Lo más triste es que esta anécdota ridícula —que ya circula en programas nacionales, portales de noticias y miles de memes— no es sólo una anécdota. Es un síntoma. Un síntoma del abandono, del desprecio por la inteligencia de la ciudadanía, del gobierno de ocurrencias en el que vivimos.
Porque mientras el gobernador juega con lo paranormal, hay hospitales sin medicamentos, comunidades sin agua, escuelas sin infraestructura y jóvenes sin oportunidades.
Lo paranormal no es ver a una mujer desnuda en el Palacio de Gobierno. Lo verdaderamente inexplicable es que San Luis Potosí tenga un gobernador que reaccione a una posible brecha de seguridad como si estuviera conduciendo un programa de televisión de los noventa. Lo fantasmal, tristemente, no es la silueta que se vio en la ventana… sino el sentido común que desapareció de las decisiones gubernamentales.
Hoy San Luis Potosí no sólo está en el centro del país: está en el centro de la burla nacional. Y esa, a diferencia de los fantasmas, no se esfuma con agua bendita.
Nos leemos en la próxima…