EL ORÁCULO
Esteban Espinoza
Dicen que quien nace para trampa, del recurso público no se escapa. Y si alguien domina el arte del ilusionismo político, ese es el diputado federal del Partido Verde, Óscar Bautista Villegas, quien últimamente anda alborotando a los productores agrícolas como si fueran gallinas en corral ajeno, no en busca de que los productores salgan beneficiados, si no en busca de regresar al ruedo y manipular a su conventillo el recurso federal, que es su fuerte.
Con más experiencia repartiendo espejitos que legislando algo útil, Bautista volvió a escena. Esta vez intenta disfrazarse de defensor del campo, tomando como bandera el problema de los cobros excesivos por parte de la CFE. Según él, los delegados federales no quieren ayudar y el gran villano se llama Guillermo Rivera, titular de Agricultura en San Luis Potosí. ¡Ajá! Como si todavía estuviéramos en los tiempos en que su palabra bastaba para desatar tormentas y desbloquear cheques.
Pero ojo: todo fue más espuma que café de olla sin azúcar. Mientras Bautista organizaba “protestas” de utilería y agitaba a los productores con falsas promesas, las dependencias federales ni enteradas estaban de que supuestamente les iban a exigir algo. ¿La razón? Nunca llegaron porque nunca fueron convocadas en serio. ¿Y quién terminó quedando como el de siempre? Exacto: el mismo de siempre.
El viejo truco ya no le funciona. Aquel de operar programas federales para repartir dos pesitos y quedarse con ocho. Este sexenio le salió respondón. Los delegados no se dejaron doblar ni chantajear, y ahora Bautista anda más desesperado que coyote en corral electrificado.
El problema es que intenta colarse por la rendija del enojo legítimo de los productores. Sí, hay cobros por revisar, y trámites que deben aclararse. Pero el camino no es a través de intermediarios con fama de cobrar por “ayudar”, y menos si ese intermediario tiene una carrera política que parece catálogo de malas prácticas.
La presidenta Claudia Sheinbaum ya lo dijo claro: los programas sociales son directos, sin “gestores” que se quedan con la mitad del pastel. Y desde dependencias como CONAGUA, Agricultura y SADER, se ha reiterado la disposición para atender caso por caso, sin filtros ni comisiones bajo la mesa.
Así que, estimados productores, abran bien los ojos. Si ven a Óscar Bautista llegar con sombrero, discurso incendiario y promesas mágicas, recuerden que el último que le creyó todavía anda buscando su subsidio… y su dignidad.
No se dejen usar como carne de cañón por un político que ya no encuentra ni padrinos, ni recursos, ni escenario que lo salve del olvido.
El campo merece soluciones reales, no espectáculos de media tarde.