Muchos esperaban que el magnate de disculpara por lo que ha dicho sobre los inmigrantes, pero eso no ocurrió.
Agencias
CIUDAD DE MÉXICO.- Después de la sorpresa y la incredulidad que generó la noticia de la reunión entre el presidente Enrique Peña Nieto y Donald Trump, llegó la decepción tras lo que varios consideraron un débil desempeño frente al candidato presidencial republicano.
El mandatario dijo que los mexicanos merecen respeto y que él está para defenderlo, pero evitó discutir con Trump que mantuvo su idea de construir un muro en la frontera común, publicó The Associated Press.
En un mensaje posterior a su encuentro privado, no llegaron ninguno de los mensajes más reiterados por los mexicanos en las calles y las redes sociales: conseguir una disculpa de quien les había llamado violadores y criminales y un compromiso de que el muro no se construiría, lo cual disgustó a varios.
Trump “venía por la foto y Peña Nieto se prestó para beneficiar su campaña: se dejó usar”, señaló el columnista Jorge Zepeda, quien horas antes había tachado el encuentro de “error monumental” y muy arriesgado para el mandatario mexicano.
“Ya se puede ir Trump tranquilo. Se consumó la humillación”, escribió en Twitter el periodista Carlos Loret de Mola, conductor de la cadena Televisa, tras lamentar que se hubiera atrevido a reiterar su intención de construir el muro fronterizo “en nuestra cara y casa”.
Así lo confirmó el magnate horas después en Arizona, donde dijo que se encargará de que Méxicopague en su totalidad el costo del muro en la frontera.
Para Raúl Benítez, analista de seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México, el republicano sólo “vino a reiterar sus ideas, sin negociar”. “¡Qué visita tan ridícula, no le sirve de nada”.
El muro va
Trump dijo que respetada a los mexicanos, pero sostuvo su idea de construir un muro que separe a ambos países para frenar todos los tráficos ilegales. Y aunque dijo que no hablaron de quién lo pagaría, él siempre ha insistido en que tendría que ser México.
“Ante un @EPN pasmado #Trump dice que va a haber muro pero que se negociará más adelante quien lo pagará”, tuiteó la comentarista Denise Dresser.
El presidente mexicano, por su parte, habló de la necesidad de que todos los mexicanos sean respetados pero no mencionó el muro y optó por la diplomacia al indicar que aunque “el pueblo mexicano se había sentido agraviado” por ciertos comentarios, estaba seguro que el “interés genuino” de Trump era “construir una relación que nos lleve a darle a nuestras sociedad condiciones de mayor bienestar”.
Más tarde, sin embargo, el mandatario aseguró en su cuenta de Twitter que le dijo a Trump que México no pagará por el muro, lo cual desató preguntas de varios de por qué no mencionó eso en el mensaje a medios.
Posteriormente, Peña Nieto dio una breve entrevista a Denise Dresser, donde dijo que Trump representa amenazas para México.
Lo “más patético” fue “justificar a Trump por sus insultos y agresiones” a los que Peña consideró “malentendidos”, consideró el analista Alejandro Hope.
“Es un desatino darle una bocanada de oxígeno a quien constantemente agravia y ofende a nuestro país”, señaló en su cuenta de Twitter Alejandra Barrales, líder del izquierdista Partido de la Revolución Democrática, que alistaba una propuesta en el Senado para declarar al republicano “persona non-grata”.
En lo oscurito
En general, hubo críticas al mismo hecho de que Trump fuera invitado. Los mexicanos han expresado en el pasado su rechazo al republicano en distintas formas, incluidas piñatas con su figura que rompen o un videojuego en que se le podían lanzar cactus, balones de fútbol y botellas de tequila hacia su figura caricaturizada.
En las calles, pese al rechazo, las protestas tuvieron una mínima acogida.
“Todo se hizo en lo oscurito” para que los mexicanos no se enteraran, dijo María García, una activista a favor de los derechos de los migrantes que vivió unos años en Chicago y madrugó para ir a comprar tela para hacer una pancarta que dijera: “Trump, no eres bienvenido”.
“Que le apliquen el artículo 33 por ser un extranjero indeseable”, gritó en una de las manifestaciones Alfredo Tustrián, un cirujano de 79 años, en alusión a ese artículo de la constitución que permite al Poder Ejecutivo expulsar a cualquier extranjero “cuya permanencia juzgue inconveniente”.
En las pancartas, la mayoría improvisadas y algunas con la leyenda en inglés “Trump go home”, se repitieron las muestras de rechazo al republicano. “Trump no eres bienvenido” o “Ningún migrante es ilegal”, decían algunas.
Error histórico
El Partido de Acción Nacional también criticó la visita, así como personalidades como el ex presidente Vicente Fox, el historiador Enrique Krauze o la escritora Angeles Mastretta.
“Lo previsto: Un presidente incapaz de exigir disculpas, de negarse a revisar el TLC -el Tratado de Libre Comercio-y de agraviarse con la pura mención del muro. Muy triste”, señaló Mastretta en Twitter.
También llegaron críticas de militantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) como las de la exlegisladora Luz Lajous, quien se plantó en el Ángel de la Independencia con su cartulina en rechazo al republicano dijo no tener “la menor idea de qué saca Peña Nieto con todo esto, un error histórico”.
Peña Nieto, sin embargo, tuvo algunos respaldos, sobre todo de gente de su gobierno o de líderes de su partido.
“Apreciamos que @EPN haya señalado afirmaciones irresponsables de @realDonaldTrump. La relación entre ambas naciones debe ser constructiva”, señaló el coordinador de los diputados del PRI, César Camacho.
En marzo, cuando se le preguntó sobre los dichos de Trump, Peña Nieto sostuvo que ese tipo de lenguaje ha causado penurias en la historia de la humanidad y agregó que esa era la forma en la que hablaban Benito Mussolini y Adolfo Hitler.
Su discurso, sin embargo, se suavizó tras la nominación del republicano y durante su vista a la Casa Blanca Peña Nieto se mostró dispuesto a hablar con cualquiera que ganara las elecciones.
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Peña Nieto dijo que invitó a México tanto a Trump como a la candidata demócrata Hillary Clinton, porque cree en el diálogo para promover los intereses de México en el mundo.
“No sé por qué tiene que venir si no nos quiere”, se quejó Belén Vásquez, un ama de casa de 46 años.