El mamífero es una especie endémica del norte del país, que está muriendo atrapada en las redes de la pesca ilegal.
Agencias
CIUDAD DE MÉXICO.- La vaquita marina es una víctima colateral de la depredación humana. Es un mamífero marino cuya especie nació en el alto golfo de California, por lo que es endémico de México. Ha pasado ahí entre 10 mil y 20 mil años, pero en el último lustro, perdió hasta 80 por ciento de su población por la pesca ilegal de otro animal: la totoaba, que se trafica hacia China por sus supuestas propiedades medicinales.
La vaquita muere atrapada en las redes para totoaba y su reproducción es escasa y espaciada. De continuar esta tendencia, la especie no llegará a 2018, advierten los expertos, pero afirman que aún hay algo por hacer: vigilarla de cerca.
La totoaba es un pez también endémico de México, altamente codiciado en Asia. Un kilo de su vejiga puede costar más de 50 mil dólares, y una sopa hecha con este ‘buche’ hasta 10 mil. Este altísimo costo se debe a la capacidad sanadora que se le atribuye: mejorar la circulación sanguínea, limpiar los riñones, mejoras multiorgánicas e incluso se rumoran supuestas propiedades afrodisíacas. Nada comprobado, pero mientras tanto, se sigue vendiendo como pan a un costo exorbitante; tanto, que las ganancias de ese negocio superan las de la cocaína, según la Marina mexicana.
Este negocio parece valer cualquier riesgo para los pescadores ilegales, incluso el de desaparecer para siempre a la vaquita marina, que cada año se dirige en cuenta regresiva a la extinción al quedar atrapada en las redes totoaberas. La pesca ilegal de totoaba ocurre desde los años 70; desde entonces y hasta 2010, la vaquita perdía ocho por ciento de sus ejemplares cada año, pero en 2011 llegó la catástrofe: de ese año y hasta 2015, el mamífero marino ha perdido hasta 80 por ciento de su población en las mallas agalleras, advierte el investigador Lorenzo Rojas, experto en esta especie, conocido en su sector como ‘Mr. Vaquita’.