En el panteón Jardines del Humaya hay tumbas con aire acondicionado, wifi, salas de estar, recámaras, circuito de seguridad y hasta baños.
Israel Navarro/Milenio
CULIACÁN, Sinaloa.- Los lujos de los criminales no conocen límites ni en la vida ni en la muerte. Los grandes capos que en vida juraron aniquilarse como parte de sus vendettas, en la muerte comparten el suelo del panteón Jardines del Humaya desde donde son recordados por sus seres queridos en mausoleos faraónicos.
Al cruzar la reja del cementerio las imponentes estructuras saltan a la vista. Pareciera que esa orilla del bulevar Emiliano Zapata, de Culiacán, fuese una extensión de Beverly Hills en Los Ángeles.
Los cerca de 50 albañiles que diariamente laboran ahí, también gozan de los beneficios de las narcotumbas, pues poseen vehículos y camionetas de lujo.
El costo de un nicho es de aproximadamente 50 mil pesos, sin embargo, el precio del mausoleo llega a alcanzar hasta los seis millones de pesos, pues “depende del lujo que le quieran meter”.
De eso saben los familiares de los criminales que reposan aquí, que no escatiman en gastos y lo mismo ponen aire acondicionado, salas, cuartos, parrillas, baños, wifi y hasta circuitos de seguridad.
“Llevan muchos acabados, metemos muchas molduras de madera fina y hasta de oro. Todo depende del gusto del cliente. Pero la más cara que he hecho (de seis millones de pesos) junto con otros 20 trabajadores nos tardamos tres meses”, detalló un albañil.
Algunos capos osan llevarse parte de su riqueza al más allá. Tal es caso, cuentan, de Arturo Beltrán Leyva, abatido por integrantes de la Marina en Cuernavaca, Morelos, en diciembre de 2009, quien “fue sepultado en un cajón bañado en oro”.
Aquí permanecen los restos de Arturo Beltrán Leyva. (laprensa.hn)
La excéntrica petición contrasta con la sencillez de su altar, que consta de una cruz de mármol y un arreglo floral de girasoles; una barra con dos figuras de la Virgen de Guadalupe, una fotografía de él y una más con carta que le escribió su hija, Gloria. También hay una lata de cerveza Tecate Light abierta; unos cerillos Clásicos y una “Patente Individual de Filiación a la Obra de Tierra Santa”. Todo esto dentro de una humilde capilla de tres metros y medio de altura.
A unos metros de distancia está el mausoleo de otro de los líderes del cártel de Sinaloa, Ignacio Nacho Coronel, de quien también se presume que tuvo un féretro bañado en oro.
En su altar, un cuadro de la Virgen de Lourdes vigila atenta las fotos del capo abatido en un operativo militar en la zona residencial Colinas de San Javier, en Guadalajara.
Varios gallos y caballos de metal posan junto a botellas de tequila y una figura de San Judas Tadeo. De la sala principal emergen unas escaleras hacia un primer nivel, en el cual “hay una sala de estar, baño y una recámara”.
La tumba es de piedra de cantera, “algo difícil de conseguir aquí, pero la clienta nos la trajo un día después de la petición de la construcción. Siempre fueron muy puntuales en los materiales que necesitábamos”.
Imagen del mausoleo Ignacio Nacho Coronel, quien fue líder del cártel de Sinaloa. (laprensa.hn)
Otro punto que destaca por su sencillez y por la importancia del personaje es la de Arturo Guzmán Loera, hermano de El Chapo.
El Pollo fue asesinado dentro del penal de máxima seguridad de La Palma en enero de 2005. Sus familiares le dejaron en su altar una colección de carros a escala, donde destacan 16 Volkswagen de diferentes tamaños, tipos y colores.
Caballos, sombreros, una gorra con la leyenda “I love papá” y un cuadro con un collage de un menor de edad conviven en el lugar.
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Según un albañil, en sus más de 20 años de trabajo ha visto y escuchado de todo, como “aquel que pidió ser enterrado junto a su troca favorita. Sé que suena irreal, pero es verdad. Ellos tienen el dinero para hacer eso”.
Los nombres de los propietarios se omiten a propósito, pues es para evitar que los grupos antagónicos vandalicen sus mausoleos. “Aquí en Día de Muertos hay ley seca, no se permite que entren con bebidas, porque pasa que se ponen bravos y comienzan las discusiones y a veces acaban mal”, justificó.
La última morada de Arturo Guzmán Loera, hermano de ‘El Chapo’. (laprensa.hn)
Sin embargo, cualquier otro día del año, y más pasadas las 17:00 horas, hora en la que se va el encargado del lugar, el panteón se convierte en un lugar de fiesta y excesos.
“Llegan las trocas cargadas de gente con cervezas y alcohol, hasta con bandas sinaloenses que tocan toda la noche dentro del mausoleo del muertito.
“Ahí se pueden pasar toda la noche, hay algunos que traen a sus buchonas y se quedan en los cuartos. Ya cuando va amaneciendo se van”, narró.
Este panteón tiene una constante entrada de arreglos florales, pues cada semana los familiares mandan uno de estos detalles a sus muertos.
“Los que nos dan para las cocas claro que les arreglamos y limpiamos el lugar, nos dejan llaves y ponemos orden. Alguna vez una familia nos pidió hacer un camino y quitar hierba para que les fuera más fácil el acceso”, detalló.
Pocos son los líderes criminales que llegan a la tercera edad y que no están en la cárcel, la gran mayoría sabe que ese día podría ser el último… “yo creo que por eso hacen estas tumbotas y les meten tanto dinero, porque a lo mejor muertos pueden encontrar la paz para disfrutar de sus cosas”, agregó el albañil.