CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Durante más de tres años, una adolescente de Pachuca, Hidalgo, sufrió los abusos sexuales, psicológicos y físicos de un hombre 35 mayor que ella, al que sus cercanos tenían en alta consideración: se trata de Jorge Yescas López, el pastor del Centro de Integración Familiar Renuevo, un templo cristiano al que acudía la familia desde el año 2007.
A lo largo de los años, el pastor ganó la confianza de la familia. Casado y padre de familia, el hombre dio responsabilidades a varios de sus integrantes en la organización religiosa; a la par, se volvió confidente de la madre.
La adolescente, a la que se menciona como “X.” para proteger su derecho a la privacidad y evitar su revictimización, denunció los abusos del pastor ante la justicia hace dos años y medio. Aseveró que a partir de la primera violación, la cual ocurrió en 2010, cuando tenía 14 años, se multiplicaron las formas de violencia: golpes, insultos, humillaciones e incluso abortos forzados.
El pastor sigue libre y conserva su oficio religioso, ya que un juez consideró que las autoridades hidalguenses armaron expedientes deficientes. En entrevista, Yescas refuta todas las acusaciones y afirma que están motivadas por intenciones de hacerle daño.
X. asevera que Yescas la tenía bajo control: además de confundirla con engaños, abusar de su autoridad, manipular sus sentimientos y someterla con violencia –física y verbal–, la amagaba con exhibir las fotografías y los videos que le tomaba cuando la violaba. La adolescente difícilmente aguantó la presión e intentó quitarse la vida en dos ocasiones.
“Me amenazaba con los videos que él tiene, que los enseñaría si yo hablaba de lo que había pasado”, sostuvo la menor de edad en su carta de querella, que presentó ante las autoridades en agosto de 2014, con 18 años de edad recién cumplidos. Líneas más abajo, la adolescente aseveró: “Hasta el día de hoy no he hablado por el miedo y la vergüenza”.
Este reportaje se elaboró con base en expedientes judiciales y otros documentos relacionados con del caso, que fueron enviados de manera anónima a Apro, Animal Político y Aristegui Noticias a través de la plataforma Méxicoleaks.
De estos documentos se desprende que las autoridades hidalguenses incurrieron en una serie de errores al armar el caso en contra del pastor. Yescas aprovechó estos errores y echó abajo la sentencia de cárcel que le había dictado un juez federal por el delito de estupro.
El pastor lo logró el amparo 179/2015, que le otorgó el Juzgado Primero de Distrito del Centro Auxiliar de la Decimoprimera Región, ubicado en Coatzacoalcos, el 11 de enero de 2016.
En su sentencia, el juez estimó que la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo (PGJH) integró con “imprecisiones” el pliego de consignación, y que el Juez Primero del Ramo Penal del Distrito Judicial de Pachuca de Soto, Hidalgo, validó este pliego deficiente cuando dictó el auto de formal prisión contra el pastor, el 27 de agosto de 2015.
El pliego de consignación es el instrumento a partir del cual la justicia evalúa la validez de los argumentos de la parte acusadora –en este caso, la PGJH–. El amparo estipuló que la PGJH no pudo “acreditar el cuerpo del delito de estupro”, es decir, que las autoridades no pudieron comprobar que el pastor tuvo relaciones sexuales con la menor de edad, como ella lo denunció.
Sin embargo, el juez precisó que “de ninguna manera” esta situación “impide que con posterioridad el órgano acusador insista en el ejercicio de la acción penal”. La PGJH dispuso de 180 días para elaborar un pliego de consignación más sólido, que le permitiría condenar al pastor. Pero no lo hizo.
Dos videos, enviados a través de Méxicoleaks, demuestran que sí hubo actos sexuales entre el pastor Yescas y la adolescente en 2013, cuando ella tenía 16 años. El pastor los grabó durante los actos y en varias ocasiones filma su propio rostro.
El pasado 8 de febrero, la joven, quien tiene ahora 20 años y estudia Derecho, expuso su caso ante el Centro de Justicia para Mujeres del Estado de Hidalgo.
Engaños y agresiones
De acuerdo con el escrito de querella que interpuso la adolescente, las agresiones iniciaron en agosto de 2010; X. acababa de cumplir 14 años, el pastor 49. Yescas pidió a la madre que X. fuera a dormir a su casa para jugar con su hija quien, aseguró, la reclamaba mucho.
El día siguiente, según la declaración de X., la esposa del pastor salió. Yescas aprovechó su ausencia para acostarse a su lado en la cama, junto con su propia hija. En su declaración ministerial, X. aseveró que el pastor la tocó y la hizo tocarle ese día.
De regreso de una iglesia en el municipio San Salvador, donde X. había dado una clase para jóvenes de la congregación, Yescas hizo una parada en un Oxxo ubicado en la carretera. Le preguntó si quería “pasar un rato”, lo que ella no entendió. La llevó a un motel “cerca de Actopán” y la violó.
“Yo a esa edad creí que era normal, me dijo que lo perdonara, comenzó a hablar bonito”, declaró X. ante las autoridades. Aseveró que la sedujo “a base de engaños”, y a la par la llevaba regularmente a moteles, donde la sometía a actos sexuales y le hacía beber alcohol. A veces la golpeaba, abundó.
Fue en un motel que Yescas le realizó el primer aborto. X. tenía entonces 15 años y se percató que quizá estaba embarazada. “Me dice que lo piense bien, que si estaba siendo consciente de la situación (…) él comentó que si yo tenía el producto nos verían mal (…) que inclusive lo iban a denunciar y la sociedad lo vería muy mal y que yo me quedaría sola, que él en la cárcel no podía ayudarme”, narró.
De acuerdo con la menor de edad, el pastor le insertó cuatro pastillas anticonceptivas en la vagina. A la hora, X. sintió un fuerte dolor en el vientre y le dio fiebre. Intentó levantarse y se desmayó.
Sus dolores no terminaron y en enero de 2012, el pastor llevó a X. al ginecólogo, haciéndose pasar por su padre. El doctor le realizó ultrasonidos y le detectó un ovario quístico. Cuando Yescas le avisó a la madre que había acompañado a su hija a la consulta, ésta se enojó y le reclamó que no le correspondía.
El malestar provocado por la extraña cercanía entre la adolescente y el pastor creció en la familia y algunos miembros de la congregación religiosa. En sus declaraciones ministeriales, familiares y vecinos explicaron que durante estos años, notaron cómo se agravaban los episodios de inestabilidad, las actitudes cambiantes y los arranques de violencia por los que pasaba la menor de edad.
X. intentó suicidarse en dos ocasiones. En abril de 2013, después de una pelea con el pastor, la menor de edad se aventó de la azotea. Sobrevivió, pero se lesionó el cuello; aseveró en el hospital que se había resbalado. La madre, quien atestiguó la violenta discusión entre Yescas y X. –aseveró que éste le pegó–, exigió al pastor que se alejara de su hija.
Su hermana mayor recordó, en su declaración, que en una ocasión, X. se aventó contra el carro del pastor “y le rompió el limpia parabrisas y le decía que era un desgraciado mentiroso y que se la iba a pagar, y le preguntábamos por qué y X. decía que le había hecho muchas cosas que no nos podía decir, y mi mamá le pregunta que si la ha violado, y mi hermana responde que él ha hecho cosas peores pero no nos quiso decir”. En ése entonces, la adolescente acababa de sufrir el aborto.
“Volvió a andar con él y desde entonces X. se volvió muy agresiva (y) grosera y le llegó a pegar a mi mamá y cuando llegaba de estar con él llegaba furiosa” recordó su hermana. Una vez, la adolescente se puso tan furiosa de que su familia le confiscó su celular que intentó clavarse un lapicero en el estómago, recordó su mamá.
El proceso
La averiguación previa inició oficialmente a finales de noviembre de 2013, cuando el padre de la menor acudió ante el agente del Ministerio Público asignado la mesa cuatro de la Coordinación General de Atención a la Familia y a la Victima Especializada en Materia de Justicia para Adolescente para denunciar al pastor.
X. no sabía de la denuncia. Se sorprendió cuando Yescas le avisó que le había llegado una notificación para comparecer ante el Ministerio Público. Ella afirmó en su carta que el pastor fue por ella a la escuela y le prometió que la llevaría a comer.
En lugar de ello, contó X., “me encerró en un cuarto y comenzó a golpearme, logro salir y él me persigue y conforme me alcanza me fue golpeando en repetidas ocasiones; corro a las escaleras del segundo piso, él me alcanza y me avienta hacia las escaleras y caigo a una altura de tres metros, estando en el suelo adolorida me patea y me jala del cabello (…)”.
El siguiente 10 de enero de 2014, las autoridades citaron a X. con el afán de cotejar las denuncias de su padre contra Yescas. Ahí, la menor de edad desmintió en bloque las acusaciones: “Es totalmente falso”, sostuvo. Ocho meses más tarde, X. acudió de nuevo ante las autoridades y explicó su actitud: “yo me veía presionada por la situación y por los golpes que pudiera recibir (…) lo único que quería era estar en paz”.
Yescas no se presentó a declarar. En una entrevista con Animal Político, realizada en el marco de este reportaje, el pastor negó con firmeza todas las acusaciones en su contra. Aseveró que la orden de formal prisión resultó de un acto “inquisitorio” por parte del Ministerio Público y tachó a los familiares de X. de “grupo de criminales que se están queriendo aprovechar de la situación”.
“A ella, a esta chica, se le voltean amigos, familia, gente que estaba en este grupo para hacerme daño a mí y a la iglesia, a la gente que está conmigo, y se les voltea todo. Yo estoy a una llamada telefónica con mis abogados y decirles que nos vayamos a la contrademanda. Y no lo hago porque por cuestiones de la vida cristiana, yo también perdoné, que dios los bendiga y los perdone, voy a responder a todo y a perdonarlos”, sostuvo.
“Di que no pasó nada”
Yescas señaló que X. “se desistió completamente (de su denuncia) y su desistimiento está por escrito, grabado y filmado”.
Existe en efecto un video en el que la joven desiste de su demanda. Pero también existe otro video, que la joven –quien tiene ahora 20 años– grabó con su teléfono celular mientras acudía a la oficina de un abogado, junto con el pastor, en diciembre pasado.
Este video muestra cómo Yescas y su defensor obligan a la joven a repetir, ante una cámara, un texto en el que renuncia a la demanda.
“Di que entre tú y yo nunca pasó nada. Que esta gente, que tu cuñado me quiso hacer daño y que te usaron”, le instruye el pastor mientras caminan fuera de la oficina.
–¿De mi familia qué digo?, pregunta X.
–Igual, que nos engañaron, responde Yescas.
Una vez en la oficina, el abogado lee en voz alta un escrito, en el que la joven desconoce a sus abogados, se desiste del proceso penal contra el pastor y afirma que los hechos no acontecieron en la forma como aparecen en las declaraciones contenidas en la averiguación previa.
El abogado filma a X. mientras ella lee el documento a voz alta y luego lo firma. El celular de la joven capta toda la escena.
Escrito por AGENCIAS