El Oracúlo
PRI Se niega a ser enterrado a pesar del fétido olor que despide su cuerpo.
Por :Esteban Espinoza
La última reunión que los priistas realizaron en Rioverde nos hizo recordar el relato “La tercera reasignación” de Gabriel García Márquez; y es que el muerto se niega aceptar que está muerto; aunque el olor a carne descompuesta los delate; ellos aún se niegan a aceptar que son un cadáver que se niega ha ser enterrado.
La reunión que fue encabezada por el presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Martín Juárez Córdova y por el Delegado, Jorge Schiaffino Isunza, tenía como objetivo fundamental, que los priistas se pusieran a trabajar rumbo a la elección del 2018; pero les esperaba un rosario de reclamos de ese cuerpo “putrefacto” llamado partido y donde los protagonistas se encuentran hartos de que se les busque sólo para llevar a cabo las tareas de partido y que los candidatos sean postulados de dedazo, sin oportunidades para quienes año con año se mueren en la raya en la elección.
Uno de los principales reclamos es el olvido en el que él PRI y el gobierno de Carreras los tiene; posteriormente cuando Jorge Schiaffino vino a pedirles que comenzarán los trabajos; Don Chonito González le dijo que comenzará por poner a trabajar a sus Delegados, los que tienen compromiso con el tricolor y con el gobernador Carreras; sólo que la mayoría de los delegados pertenecen a otros partidos políticos o sus domicilios están en otros municipios y aún peor, de otras regiones del estado.
Don Chonito le recordó a su dirigencia que su partido se encuentra en el “tránsito de la muerte” y que ante tal circunstancia y el olvido, los priísta de Rioverde han decidido entregarse por entero a la inminencia del vértigo, que ha perdido su unidad, que ya no es siquiera un muerto ordinario, un cadáver común.
Les pregunto dónde están los regidores del PRI, los cuales parecen más panistas en los cabildos, como el de Rioverde, que los propios panistas; y la dirigencia no tardó en terminar de “ encuerar” a sus regidores, Ernestina García Zamora, Dagoberto Zamarrón y Aurora Gama Dufour quienes no han pagado sus cuotas al partido, mucho menos tomar una actitud de verdadera oposición, pues queda claro que se vendieron los dos o tres puestos menores de sus parientes y amigos.
Schiaffino intentó salvar el momento; hablo de un Enrique Peña Nieto que nadie ha visto y de un trabajo de gobierno federal que tampoco se ha sentido en los priistas de ninguna parte del estado; así que Laura Martínez Sandoval, vino a poner los puntos sobre las “i” y en pocas palabras le pidió al delegado que se fuera a otro lado con esos cuentos.
Le dijo que además de los regidores están los diputados priistas, una diputada federal, Fabiola Guerrero que se ha dedicado hacer negocios personales, “trae obras chiquitas e insignificantes” y termino diciendo, y sabemos a donde las lleva y a quién beneficia, pues los empresarios que las hacen suelen ser los mejores beneficiados.
Y ya encarrilada la maestra, les recordó que hay “un tal” Teofilo Torres Corzo que fue a pedirles el voto para el Senado y jamás lo volvieron a ver; y en su coloquial estilo les dijo; “aquí ya no es de enchilamela y síguele maistro, aquí necesitamos dinero para hacer trabajo político y eso es lo que menos tenemos”.
Así los priístas terminaron por aceptar que el PRI tiene un olor inconfundible a carne manida, que aparece y desaparece cada vez más penetrante, que el cuerpo llamado PRI se está descomponiendo al calor del olvido y de la falta de acciones del instituto político.
Hasta donde estará de podrido que la maestra Laura les dijo que el único priísta que no los ha abandonado y que ha realizado trabajo a favor de los ciudadanos e instituciones en esta región media del estado, es el diputado local con licencia, Oscar Bautista Villegas, a quien dijo le hizo falta apoyo para sostenerse ante el escándalo de corrupción que atraviesa el Congreso del Estado.
El PRI inútilmente trata de evitar que lo entierren vivo, aún creen que pueden lograr que su dirigencia reaccione y que empiece por hacer todos los cambios necesarios en las delegaciones locales, que de paso habrá que reconocer que no le ha servido de nada al gobierno del estado, todo lo contrario, sólo problemas le han generado.
Habrá que esperar si termina muriendo de resignación, o se resigna a morir, ante su incapacidad para levantarse, para gritar, para golpear con todas sus fuerzas desfallecidas por dentro el ataúd.