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Abusos y pisoteos en detenciones

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Son injustificas y se pierden los derechos individuales

  • Abusos y pisoteos en detenciones

Las atribuciones policiales salen de control y dañan derechos individuales de las personas, algunos d elos casos no son castigados.

Abusos y pisoteos en detenciones

Las atribuciones policiales salen de control y dañan derechos individuales de las personas, algunos d elos casos no son castigados.

CIUDAD DE MEXICO (proceso).- Los testigos recuerdan que el martes 23 de enero, pasadas las 16:00 horas, cuatro agentes de la Secretaría de Seguridad Pública de la capital y uno de la Policía Auxiliar participaron en la detención de Marco Antonio Sánchez Flores, estudiante de quinto semestre de la Escuela Nacional Preparatoria 8 Miguel E. Schulz de la UNAM.
Consultados por la reportera, algunas de las 20 personas que presenciaron los hechos pidieron el anonimato por temor a represalias y coinciden en que uno de los uniformados golpeó a Marco Antonio al menos dos veces, lo que contradice la versión de dos policías implicados, quienes en un video que circuló en las redes sociales aseguraron que no agredieron al estudiante y que respetaron sus derechos.
Detallan que el joven ya estaba sometido y había permanecido en el suelo por más de 10 minutos cuando, después de insultarlo y retarlo a que los golpeara, uno de los agentes le propinó un cabezazo en la cara con el casco puesto. Y antes de que lo subieran a la patrulla escucharon a Marco gritar que le habían dado un puñetazo.
Los Hechos
Esa mañana Marco, de 17 años, visitó el Museo Soumaya, platicó con sus amigos, comió y tomó unas cuantas fotografías. Ésta es una de sus pasiones, ya que tiene temperamento artístico, pero también comparte la afición de su familia al deporte y practica atletismo y taekwondo.
Vestía pantalón deportivo gris, tenis azul marino, le prestaron una sudadera negra porque hacía frío y encima se puso un suéter azul. Sólo llevaba dinero para su pasaje, su celular y audífonos. Desde el metro El Rosario se dirigió al encuentro con amigos. Se quedaron de ver cerca del Colegio de Bachilleres número 1.
Al pasar por la calle Cultura Norte, ya en compañía de un amigo, llamó su atención un muro pintarrajeado con unas frases. No pudo resistirse a tomarle una foto. Como solía hacer, le pidió a un conocido que caminaba por ahí que posara frente al grafiti. Lo eligió por su atuendo, porque se veía cool en el primer plano. En ese momento Marco se puso el gorro de la sudadera negra y enfocó con su celular. Minutos más tarde llegaron dos policías de la SSP-CDMX en motocicleta.
Los dos jóvenes se asustaron cuando uno de los uniformados les dirigió una expresión que no identificaron bien y corrieron hacia la estación del metrobús El Rosario. Los policías abordaron la moto y persiguieron a Marco, quien corrió sobre el carril confinado para el metrobús y al final de la estación brincó al andén para abordar ese transporte. Pero los policías lo alcanzaron y Marco gritó, “desesperado” y “enojado”, que no lo detuvieran, que no estaba haciendo nada malo. Tenía miedo.
Los policías lo derribaron y lo acusaron de robo, aunque varios testigos señalaron que no había cometido ninguna falta y reconocieron al estudiante. Un tercer elemento de la Policía Auxiliar, encargado de la seguridad en la estación, impidió que los presentes se acercaran a ayudarlo. Trabajadores del Metrobús –identificados por sus uniformes– se acercaron pero no hicieron nada. En la estación terminal había aproximadamente 20 personas. Marco opuso cierta resistencia y los policías llamaron a refuerzos.
Marco Antonio gritó que estaban violando sus derechos y pidió que alguien tomara fotos o video de los hechos. En ese momento se tomó una de las fotografías que más tarde se hizo viral en redes sociales y medios de comunicación.
Un policía lo insultó. Al ver que lo iba a golpear, Marco le respondió: “¿Quieres que te pegue?”. El agente dijo que sí.  El joven apenas pudo soltar una patada sin fuerza porque seguía en el piso, boca arriba, y el policía le asestó un cabezazo con el casco en la cara, que le dejó la nariz hinchada y roja.
Los otros dos uniformados no lo impidieron ni dijeron nada. Uno de los testigos comenta que probablemente los agentes sabían que se trataba de un menor, porque alguien anunció que le notificaría a su madre y ellos le indicaron que lo hiciera.
Después llegaron dos policías más en una patrulla. Ya eran cinco, incluido el de seguridad del metrobús. Marco seguía tratando de zafarse. Lo esposaron –uno de los agentes grabó el momento– y lo subieron a la patrulla. Los testigos no volvieron a saber de él hasta que los medios difundieron su desaparición y la búsqueda.
El lunes 29 de enero, un día después de que Marco fuera internado en el Hospital Psiquiátrico Infantil Dr. Juan N. Navarro para evaluar su estado de salud, los medios de comunicación difundieron un video en el que los policías Marín González Martínez y Ricardo Trejo Flores dieron su versión y dicen que lo liberaron poco después de detenerlo:
“Le abre la puerta a esta persona, desciende el masculino, le retira los candados de mano mi compañero y le dice que se puede retirar. Esta persona, por su propio pie, camina en dirección hacia donde nosotros entramos, de acuerdo como va la circulación. Le quiero mencionar que en ningún momento yo aprecié, desde que hice contacto por primera vez con los compañeros, que esta persona estuviera golpeada. No se le apreciaba ningún golpe que fuera visible, no tenía sangre y en ningún momento se maltrató, se respetaron sus garantías individuales, se le respetó en todo su momento sus derechos humanos”, dijo Trejo Flores.
Sin embargo, un testigo indica que de hecho fue Trejo Flores, que aparece frente a la víctima en la fotografía, el que le dio el cabezazo. Añade que Marco no fue liberado frente a la iglesia ubicada en la calle Cultura Griega, como declararon los uniformados: “Si lo hubieran dejando ahí o cerca, me lo hubiera topado de frente o me lo hubiera encontrado”.

Responsabilidad de las Autoridades

 

Los recursos legales que interpuso la defensa de la familia Sánchez Flores, a cargo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), la Oficina de Defensoría de los Derechos de la Infancia y el Instituto de Justicia Procesal Penal (JPP) fueron cruciales para la localización del joven, que se logró cinco días después de su detención, en el municipio de Melchor Ocampo, Estado de México.
Lo encontraron al seguir una pista: se reveló que Marco había sido detenido por segunda ocasión en el municipio mexiquense de Tlalnepantla, donde fue presentado ante un juez cívico y posteriormente liberado.
A decir de Simón Hernández León, representante del JPP, después de que la familia acudió a la Comisión de Derechos Humanos local (CDHDF) para denunciar la “desaparición forzada”, los abogados presentaron el recurso de amparo indirecto 102/2018-8 el viernes 26 de enero, por la misma causa y contra las autoridades que podrían haber participado en su detención y ocultamiento, incluidos los agentes de la SSP-CDMX, un comandante que aseguró que el menor había sido liberado el mismo día y empleados de la Agencia 40 del Ministerio Público.
Según el recurso legal, que continúa su curso en el Juzgado Cuarto de Distrito en Materia de Amparo Penal, ese mismo viernes el Poder judicial Federal ordenó a una comisión de actuarios que buscaran directamente a Marco en 13 instancias.
Éstas fueron: la SSP-CDMX, la Agencia 40 de la procuraduría capitalina (PGJ-CDMX), la misma procuraduría local, la Fiscalía Central de Investigación de la PGJ-CDMX, el Servicio Médico Forense local, la Procuraduría General de la República (PGR), la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada, la Fiscalía Central de Investigación, y el Centro de Investigación Federal.
Asimismo se le buscó en la Prisión Militar de la Primera Región Militar, el Hospital General de la Cruz Roja Mexicana en la capital, el Hospital Psiquiátrico Fray Bernardino Álvarez y la Secretaría de Marina.

 

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