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Entre los socios del G20 y la OCDE, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es el único que en tiempos anémicos ha dejado a su suerte a trabajadores y empresarios.
Sobre el apoyo financiero a firmas afectadas por la caída de la demanda como consecuencia de las medidas restrictivas, México figura solo; el resto de los países, desde Austria hasta Turquía, actuaron.
En el rubro de soporte económico a las personas que pierden sus empleos por los encierros o carecen de ingresos al ser trabajadores por cuenta propia, el país no está completamente aislado, lo acompaña Eslovenia y el régimen del premier de Hungría, Viktor Orbán. En el apartado de asistencia para que las empresas puedan ajustar horas de trabajo o preservar empleos en el contexto de la crisis, al igual que México se han mostrado inactivos Eslovenia, Israel y Grecia.
El gobierno mexicano también brilla por su ausencia en políticas para la reducción de la exposición de los trabajadores al Covid-19 en los lugares de trabajo, apoyo a los ingresos de empleos de la salud y sus familias, y ayudas a los trabajadores en cuarentena imposibilitados de actuar desde casa.
México no ayuda a quedarse en casa a los trabajadores en situación insegura ni brinda apoyo ante necesidades imprevistas de cuidado médico. Tampoco ha realizado ajustes normativos en materia de despidos. El análisis técnico toma en consideración a los miembros de las 20 economías más grandes, el G20, así como a los países en adhesión a la organización. Las cuatro naciones latinoamericanas contempladas en dicho bloque: Argentina, Brasil, Colombia y Costa Rica anunciaron o introdujeron programas de rescate de empleo y apoyo al sector empresarial.
El secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría, estima que el confinamiento afecta directamente a sectores que representan hasta un tercio del PIB de las principales economías y calcula que por cada mes de encierro, el crecimiento anual bajará 2%. “Nuestra victoria en esta guerra desde una perspectiva humana y de la salud no sólo reducirá el dolor de nuestras familias y sociedades, sino que (…) determinará nuestra capacidad para mantener la economía a flote”.
El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, insiste en que para extinguir la pandemia y evitar una segunda ola, los sistemas sanitarios deben expandir sus capacidades para realizar pruebas. En el espectro latinoamericano hay un énfasis en la disponibilidad y gratuidad.
Brasil adquirió 10 millones de exámenes y al igual que México ofrece la opción de acceder a la prueba en el sector privado. “En México, la prueba se brinda en hospitales públicos para pacientes que cumplan con los criterios clínicos establecidos por la Secretaría de Salud. Las personas pueden realizar la prueba en proveedores privados, pero en la mayoría de los casos tienen que pagar el precio completo [no regulado]”, indica el reporte.