El Inegi cambió la forma de recopilar información sobre los ingresos de los mexicanos al detectar que sus cifras distaban mucho de la realidad
Agencias
MÉXICO, DF.- Uno de los indicadores más importantes para medir la riqueza o pobreza de una población es su nivel de ingreso, dato que casi siempre es una aproximación, según los expertos.
En México, las cifras oficiales son 2.5 veces menores a la realidad porque los encuestados mienten o se equivocan sobre lo que ganan ellos o sus familiares, según el Instituto Nacional de Estadística (Inegi), que admite este fallo e intenta corregirlo capacitando mejor a sus encuestadores para averiguar los datos verdaderos.
El Inegi, organismo oficial para las mediciones e indicadores nacionales, anunció el pasado viernes un cambio en la realización de las encuestas sobre ingresos de los mexicanos, buscando corregir las imprecisiones que han provocado tal disparidad entre las cifras oficiales y la realidad.
El vicepresidente de la Junta Directiva, Félix Vélez, admitió que la institución ha sabido siempre de esta laguna de imprecisión en los datos sobre los ingresos de los mexicanos, pero decidieron corregirla cuando notaron que la disparidad entre sus números y los de las Cuentas Nacionales era demasiado grande.
Vélez explicó que el Inegi fue notando a través de los años –su encuesta sobre ingresos se realiza cada dos- que sus datos contrastaban con los de las Cuentas Nacionales, un registro comparable entre países sobre el tamaño de la economía nacional.
Sin embargo, no habían corregido esta falla por temor a que la nueva encuesta ya no fuera comparable con los años anteriores, lo que de cualquier forma ocurrió al hacer los recientes cambios, según el Coneval, organismo encargado de evaluar la política social.
“Tiene que ver con varias cosas, son sentimientos o evidencias que se van madurando en el tiempo, y evidentemente hay una disyuntiva, porque si captas mejor, pero captas diferente a otras ocasiones, tu información deja de ser comparable. Yo creo que en algún momento hay que hacerlo porque ¿de qué te sirve que algo sea comparable si sabes que la información puede ser mejor?”, argumentó el funcionario de Inegi.
Las respuestas de los encuestados son inexactas porque desconocen el monto exacto o porque rehúsan decirlo por motivos de seguridad, por lo que el instituto insertó nuevos mecanismos en el Manual del Entrevistador, que le permiten detectar mentiras o “inconsistencias” en las respuestas del encuestado, y le indican de qué forma puede averiguar su ingreso real.
Por ejemplo: el manual indica al encuestador que durante la entrevista deberá estar atento a las expresiones del informante al realizar las preguntas, “si percibes que hay sorpresa o incomprensión, aplica técnicas de sondeo previamente mencionados o solicita la información con otras palabras, como sinónimos o regionalismos para apoyar al informante en la mejor comprensión de los términos. Ten en mente la información previamente registrada en los cuestionarios y si consideras que se contradice o requiere algún sondeo adicional, realiza el mismo y registra las observaciones necesarias que permitan avalar las diferentes situaciones”.
Vélez indicó que las personas no ofrecen la información real de su ingreso no sólo porque mientan, sino por desconocimiento o por error. “Si llegan ahorita a mi casa y me preguntan cuánto gana mi esposa, sé más o menos pero la cifra exacta no la sé. Hay de todo, se va como a 60 mil hogares, no todo son mentiras o mala fe del informante, pueden pasar muchas cosas”.
Aclaró también que los cambios del Inegi no son de metodología sino en el operativo de campo, “el cuestionario es el mismo, tampoco es un cambio en la muestra estadística. El cambio que se dio fue en la forma de captar la información sobre el ingreso”.
Continuidad histórica perdida
Los cambios realizados por el Inegi, según el Consejo evaluador de las Políticas Sociales, provocan que los resultados de la Encuesta ya no puedan compararse con las de años anteriores, lo que borra de facto el registro histórico de medición de la pobreza en el país.
Tras el cambio reportado por el Inegi en la forma de levantar sus encuestas sobre ingresos, el Coneval manifestó su inconformidad argumentando que las mediciones en las que se basan varias de las ayudas sociales del Gobierno ya no serán precisas con los cambios, lo que imposibilita saber si un programa está funcionando o no. Esto afecta, principalmente, la asignación de recursos para dichos programas en los años siguientes.
“Cualquier indicador de la encuesta 2015 -la pobreza, el ingreso, la desigualdad, las carencias sociales- ya no podemos decir que mejoraron o empeoraron porque ya no es comparable. El Inegi está rompiendo 25 años de la encuesta de ingresos básicos de los hogares que ha venido haciendo de manera muy destacada”, dijo Gonzalo Hernández, secretario ejecutivo de Coneval, organismo que envía sugerencias de presupuesto al ministerio de Hacienda sobre las áreas que requieren más o menos recursos, basándose, precisamente, en datos del Inegi.
Hernández advirtió también de que la nueva forma de levantar las encuestas genera resultados insólitos que contrastan de manera importante con el registro histórico: según la encuesta de 2015, los hogares mexicanos más pobres tuvieron aumentaron 33.6 por ciento su ingreso corriente entre 2014 y 2015, “lo cual no es congruente con la tendencia que se ha venido manifestando en otros instrumentos del INEGI y con otras variables económicas”, señala el Coneval.
Las modificaciones para captar adecuadamente las variables económicas y sociales debe ser realizada con transparencia y planeación, pero ese no fue el proceso que siguió el Inegi en esta ocasión, denunció el Coneval el mismo viernes, en reacción a los cambios anunciados por el instituto.
“Dichos cambios carecen de documentos públicos de carácter técnico que los justifiquen, y no fueron debatidos técnicamente con Coneval ni anunciados de manera oportuna, por lo que el proceso de captación del ingreso que elaboró el Inegi no fue transparente”, puntualizó el Consejo.