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Chocan Trump y el Pentágono por despliegue militar

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Washington vivió este miércoles no solo tensión en sus calles debido a las manifestaciones en torno a la Casa Blanca por la muerte del afroamericano George Floyd a manos de un policía blanco, sino por la confrontación entre el presidente Donald Trump y el jefe del Pentágono, Mark Esper, sobre el uso de la fuerza en contra de los que protestan.

En una especie de estira y afloja, Esper marcó durante el día distancia con Trump, al señalar que no estaba de acuerdo con el mandatario de utilizar al ejército para frenar la multitudinaria ola de protesta contra el racismo y la brutalidad policial aunque ya por la tarde revirtió su decisión de retirar a la 82da División Aerotransportada de las calles de Washington, tras una visita no planeada a la residencia oficial.

Esper disgustó a Trump a primeras horas del miércoles, cuando expresó su oposición al uso de tropas para labores policiales, aparentemente restándole fuerza a las amenazas del presidente de invocar la Ley de Insurrección para desplegar soldados en los estados para “dominar” sus calles.

Esper dijo que la ley de 1807 solo debía utilizarse “en las situaciones más urgentes y apremiantes (…) No estamos en ninguna de esas situaciones en este momento”, añadió alegando que si son necesarios refuerzos, “la Guardia Nacional encaja mejor”.

“Digo esto no solo como secretario de Defensa, sino como antiguo soldado y exmiembro de la Guardia Nacional”, afirmó Esper, en sus primeras declaraciones públicas desde que estallaron los disturbios. Pero tras su subsecuente visita a la Casa Blanca, el Pentágono cambió abruptamente su decisión inicial de enviar a alrededor de 200 soldados en activo de regreso a su cuartel desde la región de Washington, D.C.

Esta “rectificación” se suma a la confusión en torno a la amenaza de Trump de invocar la Ley de Insurrección para hacer frente a las protestas tras la muerte de Floyd en Minneapolis el 25 de mayo.

Funcionarios de la Casa Blanca indicaron, incluso antes de los comentarios de Esper, que el mandatario había optado por no invocar dicha ley, aunque señalaron que Trump estaba molesto de que los comentarios de Esper proyectaban “debilidad”.

En principio —y después de una noche relativamente tranquila entre el martes y el miércoles gracias a la presencia de tropas de la Guardia Nacional (fuerzas estatales) y agentes federales fuertemente armados—, funcionarios de Defensa dijeron que las tropas iban a volver a sus respectivas bases. Además, el Pentágono informó del traslado de mil 600 efectivos a Washington como medida de “prevención”.

En un comunicado del Departamento de Defensa, el portavoz Jonathan Rath Hoffman indicó que los “activos se encuentran en bases militares de la región de Washington y no en la ciudad”; todos ellos se encuentran “preparados” y “alerta” en caso de que fuera necesaria su intervención.

En ese contexto, Trump también fue objeto de inusuales y fuertes críticas públicas de parte de Jim Mattis, su primer secretario de Defensa, que causaron gran atención en los medios estadunidenses.

Mattis acusó al mandatario de “intentar dividir” al país y de abusar de su autoridad al “militarizar la respuesta a las protestas” por la violencia policial contra los negros en un ensayo publicado el miércoles en The Atlantic. “Donald Trump es el primer presidente que he visto durante mi vida que no intenta unir al pueblo estadunidense, y ni siquiera finge hacerlo.

En cambio, intenta dividirnos. Estamos presenciando las consecuencias de tres años sin un liderazgo maduro”, escribió Mattis. Casi diez días después de la muerte de Floyd, las movilizaciones siguieron en las grandes ciudades como Washington, Nueva York, Houston y Los Ángeles, entre otras, pese al toque de queda decretado después de los disturbios del fin de semana.

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