ORÁCULO
Por: Esteban Espinoza
Con Alito al frente del Partido Revolucionario Institucional, esté, a sufrido una serie de descalabros que los ha llevado a perder territorio en el país y en el Congreso.
En las gubernaturas, el tricolor pasó de tener el poder en 12 estados en 2019, cuando Alito asumió la dirigencia, a gobernar sólo dos entidades: Coahuila y Durango.
En la Cámara de Diputados en 2019, a la llegada de Moreno Cárdenas, el PRI tenía 47 curules, para 2021 se fortaleció al conseguir 70 espacios, pero para 2024 tendrá 33 diputados, el número más bajo en su historia.
En tanto, en el Senado de la República, el PRI tenía en 2019 un total de 14 escaños y tras las elecciones del 2 de junio se fortalecerá ligeramente, al contar con 16.
La Asamblea Nacional convocada y controlada por el propio Alito Moreno, le permitió a Alito Moreno consumar una reforma a sus estatutos que le abren la puerta directo a su reelección por 8 años más, lo que pareciera “La muerte anunciada del PRI”, a pesar de las manifestaciones que se dieron a fuera, y de unos cuantos que gritaban “No reelección”; Alito esta listo para enterrar al PRI; o cuando menos, eso es lo que se escucha, incluso en la voz de los propios priistas.
Si hay un partido que ha ido perdiendo fuerza y presencia ha sido el PRI, en la pasada elección hubo muchos Estados en el que se fue a la cuarta o quinta fuerza; ganando terreno importante Movimiento Ciudadano; por lo que todo parecía indicar que se iban a reinventar, que el PRI reaccionaría y aprovecharía su asamblea para darle un giro de timón.
No fue así; en lo que concierne a San Luis Potosí el tema tampoco es menor; a la dirigente Sara Rocha, le llaman “la sepulturera del PRI”, y la desbandada de su partido parece no terminar; y aunque en política nadie esta muerto en realidad; el PRI es un partido que no termina de caer, y con la Asamblea Nacional, el mensaje que se manda solo es de una “muerte anunciada”
