En el marco del Día del Niño 2025, resurgen las alarmas sobre las duras realidades que enfrenta una parte importante de la niñez en México: pobreza, abandono escolar y trabajo infantil. Lejos de celebraciones, 3.7 millones de niñas, niños y adolescentes entre los 5 y 17 años se ven obligados a trabajar, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Un reporte reciente elaborado por la organización ChildFund revela que los riesgos para la infancia mexicana suelen originarse en el entorno más próximo: el hogar. Ahí, la violencia familiar, el consumo de sustancias, la negligencia y las precarias condiciones económicas son factores constantes que empujan a millones de menores a asumir responsabilidades para las que no están preparados física ni emocionalmente.
Según los datos más recientes, 2.1 millones de menores realizan trabajos considerados peligrosos o que no están permitidos por ley, mientras que 1.9 millones más se ven forzados a asumir tareas domésticas en condiciones inapropiadas, muchas veces sin acceso a la educación o tiempo para jugar y socializar.
El estudio de ChildFund, basado en comunidades rurales y urbanas de distintos puntos del país, destaca cómo las niñas, desde los seis años, suelen hacerse cargo de las labores del hogar y del cuidado de hermanos menores. Los niños, por su parte, comienzan desde los ocho años a trabajar en el campo o en actividades como el pastoreo. Esta realidad vulnera sus derechos fundamentales, como el acceso a la educación y el esparcimiento.
Además, la falta de infraestructura escolar cercana y los bajos ingresos familiares agravan el problema. Muchos menores abandonan sus estudios ante la imposibilidad de pagar transporte o alimentación diaria, y se ven obligados a integrarse al mercado laboral desde muy temprana edad. Algunos trabajan los fines de semana en oficios como la carpintería, mecánica, trabajo en ladrilleras o en labores domésticas ajenas.
A esta situación se suma un panorama preocupante de pobreza estructural. Datos del Coneval indican que, en 2020, más de 19 millones de niñas, niños y adolescentes vivían en pobreza multidimensional. Organismos como la Coparmex alertan que uno de cada diez menores vive en pobreza extrema, siendo los niños indígenas y aquellos en comunidades rurales los más afectados por la marginación social y la falta de acceso a servicios básicos.
Este Día del Niño nos recuerda que aún hay millones de infancias sin motivos para celebrar. En lugar de juguetes, su realidad cotidiana está marcada por la desigualdad, la explotación y el abandono. Urge reforzar políticas públicas que garanticen el bienestar integral de niñas, niños y adolescentes en México.