PorEsteban Espinoza Hernández
A meses de la terminación del sexenio del gobierno federal y en el complejo mundo de la política y la administración gubernamental, una de las promesas recurrentes de los líderes es la de no incurrir en endeudamiento, nos tienen creídos en que los gobiernos bien administrados y sin “corrupción” que ya no existe a palabras y dichos del presidente Andrés Manuel López , dice que los gobiernos son capaces de financiar todas sus iniciativas sin recurrir a préstamos. Sin embargo, la realidad es que esto rara vez ocurre. El endeudamiento se ha convertido en una herramienta común para mantener y expandir las operaciones del gobierno, y México no es la excepción.
El crecimiento descontrolado del endeudamiento público es una tendencia que ha prevalecido en todo el mundo en las últimas décadas. Los gobiernos, ya sean de países latinoamericanos o desarrollados, a menudo recurren a préstamos para financiar gastos que, en muchos casos, no se traducen en mejoras significativas para la sociedad.
En el caso de México, la espiral de endeudamiento se ha vuelto especialmente preocupante. En solo seis años, el gobierno actual ha aumentado la deuda pública de manera sustancial. A medida que el saldo nominal de la deuda se dispara, la falta de crecimiento económico limita seriamente la capacidad del país para reducirla. La perspectiva de un crecimiento económico de apenas 0.8% en el sexenio actual refuerza la gravedad de la situación.
La deuda pública no es simplemente un número en una hoja de cálculo; representa una carga financiera para las generaciones futuras. Es el dinero de quienes pagan impuestos, en su mayoría, la clase media. En un país donde solo el 40% de la economía es formal, la carga fiscal recae de manera desproporcionada en unos pocos hombros.
Además, el déficit primario proyectado para 2024 sugiere que el gobierno actual se verá obligado a emitir deuda para pagar su deuda existente, lo que nos sumerge en una realidad donde se ha agotado la época de finanzas relativamente saludables que prevaleció durante tres décadas.
El crecimiento imparable de los costos en concepto de pensiones, apoyos a la tercera edad, intereses de la deuda y los subsidios necesarios para proyectos como el Tren Maya, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AIFA) y Dos Bocas, está poniendo una presión adicional en las finanzas públicas. En resumen, el gobierno actual está en camino de ser el que más aumentó la deuda pública y posiblemente el que menos aumentó la economía.
La situación fiscal de México requiere una atención urgente y medidas estratégicas para evitar un futuro económico incierto. Ampliar la base de contribuyentes, mejorar la eficiencia en el gasto público y buscar fuentes alternativas de financiamiento son aspectos que deben abordarse con seriedad. La responsabilidad fiscal es esencial para garantizar un futuro económico más sólido y sostenible para el país.
Si los pronósticos de la SHCP se llegaran a cumplir, este sexenio habría crecido 0.8%, la deuda es alarmante. Lo anterior si tomamos en cuenta ,sin importar el tamaño del PIB y el cociente DEUDA/PIB, la capacidad fiscal para disminuirla o al menos amortizarla es limitadísima , pues la base de contribuyentes es escasa y 1 peso de cada 5 que se gastarán será prestado; en donde sólo el 40% de la economía es formal ,nos encontramos ante la inviabilidad fiscal en donde 4 personas cargan con 10 personas.
El déficit primario de 1.5% que se propone para 2024, muestra que este gobierno tendrá que emitir deuda para pagar deuda lo que nos lleva a la realidad de que se terminó la época que duró 3 décadas de finanzas sanas de los gobiernos “conservadores “; el déficit total de 4.9% será el más alto en 40 años lo que nos pone en un “trabuco”sexenal y una situación incierta.
En conclusión, la deuda del gobierno es una carga que afecta a todos los mexicanos y requiere una atención inmediata. No podemos seguir endeudando el futuro de nuestras generaciones venideras. Es hora de tomar medidas responsables y estratégicas para revertir esta tendencia preocupante y construir una base financiera sólida para el México del mañana.
