El Senado se hace bolas, y tardan tres horas y media, primero sin quórum, luego a que se encienda el timbre que llama a abrir la sesión, en plena contingencia por el Covid-19, ya en plena Fase 2, cuando las calles quedan más y más desiertas.
Los desencuentros políticos parecen caprichosos -los que ayer querían irse piden quedarse; los que permanecerían “hasta la muerte”, porque La Patria es primero, ni han llegado-, y mientras las veleidades se agitan con el aire fuerte que ya se siente, los trabajadores del Senado están en la incertidumbre.
Los asesores, secretarias, ayudantes generales de los senadores, en su gran mayoría, han recibido la orden de realizar trabajo en casa. Son unos cuantos los que asisten a los legisladores.
Pero los trabajadores, unos 500, sólo esperan que se les notifique mediante una circular, cuándo podrán ausentarse a resguardarse en sus casas, para protegerse del ataque del coronavirus, como lo ordenan las autoridades sanitarias.
Y es a las 14:35 horas, cuando la presidenta del Senado, Mónica Fernández, abrió la sesión del pleno, respecto de la cual el coordinador de Morena, Ricardo Monreal Ávila, dijo que se espera un acuerdo integral de las bancadas para abrir un paréntesis en los trabajos hasta nuevo aviso.
Por su lado, Mauricio Kuri González, coordinador del PAN, insistió en que se instaure un mecanismo de legislar a distancia y que la Cámara Alta, desde fuera, tome decisiones de interés nacional.