El descendiente de un capo contó al periodista Diego Enrique Osorno los costos sociales de tener familia en el crimen organizado
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El hijo de un famoso narcotraficante, del que no se reveló el nombre, relató para el periodista Diego Enrique Osorno las desventajas de ser el descendiente de un capo, al afirmar que le resultaba imposible socializar debido a que existe el morbo de algunos amantes de la narcocultura.
En su mensaje, el joven señala que en la primaria no la pasó bien debido a que era reciente la detención de su progenitor, pero en la secundaria, cuando estaban de moda, los narcos comenzaron a buscarlo e incluso lo señalaban como el hijo de uno.
Era muy común que sus amistades fueran temporales, debido a que la gran mayoría solo buscaban algo de él, ya sea dinero o bien para conocer a fondo la historia de su padre.
“‘¿Cuáles son los costos más importantes que has asumido al ser hijo de un capo?’, ‘el aislamiento, la soledad, la dificultad para hacer relaciones, con quien convives, a lo mejor con una mesera, en una gasolinera, en el súper, es todo lo que haces. Pues en la primaria era un poco cohibido, en la secundaria ya estaba todo lo de la narcocultura, en la prepa algo muy parecido. Hice pocos amigos, pero fueron temporales, que ellos querían algo de mí’”, se lee en el libro de Diego Enrique Osorno, ‘Bienvenido a Sinaloa’.
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A pesar de las desventajas, en ocasiones pudo sacar provecho debido a que casi nunca estaba solo y siempre tenía con quien platicar, todo con la convicción de que no era alguien de fiar debido a que luego le pedían prestado, pues sabían que contaba con solvencia económica.
“‘Siempre salían temas referentes a mi papá o qué dinero, que vamos aquí a la casa o allá, ellos sabían de cosas que podía proveer, entonces recurrían mucho a eso, y pues yo también, de hecho, sacaba provecho, así podía tener a alguien con quien platicar, pero sabía que no eran gente de fiar, siempre andaban que ‘que oye, que préstame, que esto y lo otro y no me pagaban’ y no era que me importaba y no era que no me importaba, pero sí me llamaba la atención’”, mencionó el hijo del capo.
Aseguró que lo que más valoraba es que se hicieran sus amigos, personas que no sabían nada de su pasado y a ellos era a quienes más valoraba.
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Perdió una relación amorosa
En otro apartado de la entrevista, el hijo de un líder criminal aseguró que perdió una relación de casi dos años luego de que se enteraran de quién era hijo. No bastó con haberse ganado el cariño de sus suegros, pues al darse cuenta le solicitaron que dejara en paz a su hija.
“‘Las relaciones que yo valoro, son las que he hecho sin que sepan quién soy… Era una joven de una familia, pues ‚¿cómo se podrá decir?, de una familia con pasado político, prácticamente era el primer amor dentro de la madurez, si se le puede llamar así, yo me llevaba bien con toda la familia, convivía con los suegros, me la presentó un primo y me pasó su correo, platicamos o una cosa así, ya después nos vimos, la primera no pegó, no hubo química, no sé por qué, pero ya la segunda vez la vi y ya nos entendimos mejor, fue una relación de un año, a lo mucho dos, al año y medio por una coincidencia se enteran de mi papá y cambian totalmente conmigo en su familia’”, relató el joven para Diego Enrique Osorno.
A pesar de las restricciones de la familia proveniente de la política, ambos siguieron viéndose a escondidas, pero ya la tenían vigilada, por lo que al final no tuvieron otra opción más que terminar su relación, a pesar de que todo iba a bien y se esperaba un buen futuro.
“‘Ya que se enteraron, me mandaron llamar y me dijeron ‘no tenemos nada en contra de ti, ni de tu familia, pero ni nuestros estándares, ni nuestro pasado nos permite aceptarte, nos caes muy bien, pero debes terminar tu relación con mi hija’, y ya, terminamos formalmente, seguíamos a escondidas, pero la mandaban a seguir o nos veían por ahí, ya era muy complicado, entonces decidimos dejar las cosas en paz’”, finalizó el joven.