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Hablemos de emociones .

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Hablemos de emociones

Poco hablamos de ellas, pero vaya que las tenemos y por supuesto que las ocultamos; y es que pareciera que culturalmente o socialmente nos han enseñado que entre menos las mostremos es mejor, lo que nos ha llevado a un nivel de no conocer absolutamente nada al respecto; y he de confesar que soy alguien que me declaro totalmente emocional y en algunos momentos un tanto incomprendida y por qué no decirlo, vulnerable ante las cotidianidades del día a día.

Por esto mismo considero de gran importancia que se aborde más el tema y me atrevo a citar al psicólogo y escritor Tomas Navarro, mismo que señala que debería existir una materia desde el nivel básico hasta el grado más alto educativamente hablando donde se aborde la psicología práctica, debido a que efectivamente la principal causa por la que los seres humanos no logramos ser “felices”, así es lectores, entre comillas ya que a ciencia cierta no se sabe con exactitud que es la felicidad, porque puede ser subjetiva para cada ser humano, y como lo menciona la psicóloga y psiquiatra María Rojas- Estape: “la felicidad depende del sentido que nosotros mismos le demos a la vida”; pero lo que reflexiono, definitivamente, es que lo que nos impide tener paz, tranquilidad y satisfacción, es el manejo incorrecto de nuestras emociones.

Es necesario tener claro que esta fuera de nuestras posibilidades controlar todo lo que está a nuestro alrededor, situaciones buenas o malas y más ante una sociedad que pareciera que ha perdido el rumbo y le ha dado sentido a la vida a través de sensaciones momentáneas a través de redes sociales, además de noticias locales, nacionales y mundiales trágicas, sumando preocupaciones personales, laborales, sociales, que indudablemente tendrán una consecuencia en nuestros estados de ánimo, tenemos que entender que nosotros debemos controlar nuestras emociones, ya que químicamente hablando nosotros las producimos y tienen un efecto físico pálpale, que incluso pueden determinar alguna enfermedad. Pero es que si tan solo nos hubieran enseñado desde casa o que mejor como una asignatura obligatoria a entender y manejar nuestras emociones quizá habría más seres humanos satisfechos.

Solo imaginemos que nos hubieran enseñado a no “comprar” opiniones de personas que creemos que son importantes, y que no son del todo correctas, o a evitar el perfeccionismo, los complejos, saber manejar la ira o la timidez, o en general por qué decirnos que hay que buscar una motivación; y es que quién no ha escuchado el típico pretexto de “no soy feliz en mi trabajo, porque no me motivan” por qué buscar de situaciones externas lo que debería ser nuestra responsabilidad, somos adultos y deberíamos saber auto motivarnos ylamentablemente no nos enseñaron a tener un auto concepto fuerte, claro, sano, mismo que será esa voz interna que nos acompañará para toda la vida y es la que nos dirá como nos vemos a nosotros

El psicólogo Tomas Navarro explica que cuando nacemos no tenemos personalidad, sino temperamento, mismo que regirá nuestra personalidad, pero por el contrario nuestro carácter se construirá de las personas que están cerca de nosotros durante nuestra infancia, gente sobreprotectora que no dejó que nos golpeáramos y ahora al mínimo golpe que nos da la vida sentimos que no podemos más; o gente perfeccionista que nos vendió la idea de que todo debe ser correcto y ante los fracasos que día a día tenemos nos sentimos insatisfechos; o los padres exigentes que nos generaron esa idea de ser siempre mejores o aquellos que demeritaron nuestras acciones y ahora sentimos que no somos habilites para muchas cosas; y que decir de los violentos, en fin, creo que ahora lo que queda es aprender a vivir, a vivir bien, en paz y con tranquilidad; lo másprobable es que no exista un clave para ello, pero si empezamos por ser conscientes que nosotros somos los que producimos nuestras emociones y que incluso tenemos la gran habilidad de estar sufriendoy a pesar de ello podemos seguir siendo felices, pienso, podremos disfrutar más nuestros días sean buenos, malos, aburridos, trágicos o extraordinarios, porque tal vez el verdadero sentido de la vida es precisamente estar vivos.  

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