OPINIÓN
Verónica Cruz Perales
El trabajo de las y los periodistas en México siempre ha sido un trabajo ingrato, no sólo por el esfuerzo que representa y la poca paga; si no también por los riesgos que corren en el ejercicio de su deber y que se agudiza en época de la mal llamada Cuarta Transformación.
El asesinato de la periodista Lourdes Maldonado prendió los focos rojos para la familia periodística de nuestro país, pues el tercer periodista asesinado en lo que va del año en México, ante un gobierno federal que parece indiferente ante los riesgos y amenazas que sufren nuestros periodistas en ejercicio de su labor.
Ante la presión de la opinión pública por los hechos, sobretodo porque Lourdes Maldonado estuvo en la mañanera del presidente, con el fin de pedir su apoyo, ante las amenazas que sufría; López Obrador se vio obligado a salir a hablar del tema al día siguiente del cruel asesinato de la periodista.
Pero si esperábamos un López Obrador que lamentara los hechos e hiciera un compromiso con las y los periodistas para hacer justicia o para reforzar las medidas de seguridad a los periodistas de este país, nos quedamos con las ganas.
Lejos de tomar en serio su responsabilidad, el presidente, fiel a su postura de víctima ; salió a “Voltear la tortilla”; se dijo perseguido por el pasado y por los monstruos del sistema que se aparecen en sus pesadillas todas las noches; hablo de él, después de él y al final de él.
En la política hay una postura de la que se abusa de manera constante, es la postura más patética y triste de quienes desde un espacio de poder toman decisiones importantes, esa postura es la de “víctima”, cuando en la mayoría de las veces los funcionarios, como es el caso del presidente de la República, son victimarios.
Ya es hora de que el presidente tome en serio el tema de los periodistas asesinados en lo que va de su sexenio, pues ya son más de 40 los que han pagado caro la indolencia y la falta de responsabilidad de este gobierno de cuarta.
Hasta la próxima
