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La soga al cuello   Claudia, la señora Sheinbaum. Por: José Ramón Juárez

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Quiero oír la letanía de la sangre de los hombres. Atila el huno.

 

Habemus candidata, Claudia Sheinbaum resultó ser la beneficiada por el dedazo que nunca existió, el pueblo bueno votó en una urna que no era urna y en una encuesta que no era encuesta. El presidente de la república -para dejar muy claro que no intervino en el proceso- se mantuvo al margen de las vicisitudes del procedimiento electivo, en teoría se levantaron 12 500 reactivos con un curioso diseño hexagonal para que el elector-encuestado no se viera influenciado por el lugar en el recuadro de su candidato favorito. Esa forma tan sui generis de elegir candidatos amenaza con quedarse institucionalizada y utilizarse para seleccionar cualquier candidatura, perdón, para elegir coordinador municipal, distrital o estatal de los comités de defensa de la cuarta transformación -lo que sea que eso signifique.

 

Aquí lo importante es que se acabó la incertidumbre, la candidata fue quien era la favorita desde el principio y claro que queda la duda de si era necesaria toda esa faramalla, o sea, se gastaron recursos económicos, humanos y tiempo valioso de nuestra vidas para resultar con una batea de babas. Al final creo que nuestros ancestros priistas no estaban tan errados con el famoso “dedazo”. ¿Quién podría dudar de la sabia decisión de un presidente? ¿Quién osaría atreverse a cuestionar a un jefe político sobre las verdaderas motivaciones? Total, casi todos los presidentes empezaban su reinado asesinando a su predecesor -políticamente- y construían el monumento a su narcisismo sobre las cenizas del defenestrado rey muerto.

 

Al presidente Andrés Manuel López Obrador le gusta la historia de México, es un coleccionista de anécdotas, quizás él será el presidente más transparente en la historia de nuestro país. Al exponerse diariamente al escrutinio público se arriesga a que por cansancio o hastío las personas se acostumbren y comiencen a clasificar sus traspiés verbales, gesticulaciones y el lenguaje corporal. Después del primer año la oposición política del régimen debería haber tenido un perfil psicológico y psiquiátrico del susodicho que les permitiera anticipar sus movimientos, por el contrario, casi al final del sexenio todo parece indicar que jugó con todos, propios y extraños. Los opinadores profesionales siempre van detrás y él, se da el lujo insensato de censurarlos constantemente y hasta exponer sus datos personales bajo cualquier argumento falaz.

 

Por lo pronto la candidata ha recibido de manos propias del presidente el “bastón de mando”, ella y su jefe se esmeraron por darle solemnidad al evento, al pie de los vestigios del otrora poderoso imperio Mexica, el gran tlatoani le hizo la transferencia del poder. En la semiología del poder -al menos en México- esa simple ocurrencia acaba de pasar a formar parte del ideario cultural y muy posiblemente tendrá un lugar en los libros de texto del futuro. Son tan ridículos que ahora lo van a repetir los gobernadores y alcaldes del país, con eso de que son tan gregarios. La candidata ha estado recibiendo aplausos y felicitaciones toda la semana, su tarea ahora es que no se extinga el fuego de la pasión, va a ser muy desgastante mantener nueve meses el ritmo autoimpuesto por el proceso morenista y su principal opositora.

 

Para Claudia Sheinbaum hay dos tareas urgentes y una agenda que cumplir, la primera es resolver el tema de Marcelo Ebrard, el tipo anda emberrinchado y aunque ya no se acuerda porque estaba enojado nadie le ha dado ni un abracito, nomás le quedó el ardor. Posiblemente hizo bien Claudia en no buscar inmediatamente al ex canciller, casi siempre hacen falta unos días para serenar el alma. Como diría alguna vez Atila el Huno, “siempre veré justo en un hombre buscar la paz en la venganza” -quién sabe si lo habrá dicho, pero habría quedado chido. El pequeño detalle es que Marcelo no tiene la gallardía y arrogancia de aquel guerrero que bajo las patas de su caballo no volvía a crecer la hierba. Si se queda en Morena será un pelele y cualquier meme tendrá más gracia, hasta ese que dice: te quisiste lucir y quedaste como estúpida. Si se va de Morena, es un salto al vacío.

 

La segunda tarea importante de la candidata presidencial es resolver su coordinación de campaña, quien se queda en el partido y quién va jugar la Ciudad de México. Esas simples decisiones requerirán un esfuerzo de negociación política y marcarán su destino. El presidente estará atento pero ya no puede contribuir más que con sus hipérboles matutinas desde el púlpito moralino, cualquier intervención del personaje irá en detrimento de la figura pública de la aspirante presidencial. Total que siempre que se vea amenazada puede blandir su bastón en el aire y todas la fuerza moral de la cuatroté estará a su alrededor como si fuera la espada del augurio.

 

Los potosinos estuvimos bien representados en la ceremonia de premiación y en la entrega del bastón de mando, el gobernador Ricardo Gallardo Cardona siempre presente en los mejores eventos apareció del brazo y por la calle con el güero Manuel Velasco quien también participó en la encuesta famosa representando al partido verde, al menos le ganaron al senador Ricardo Monreal por unas décimas de punto y eso debería darles suficientes plurinominales en las negociaciones finales. El gobernador de San Luis Potosí apareció en todas las fotos, hasta en las del día siguiente cuando todos querían aparecer con la estrella de la noche, “el bastón de mando”. Le doy quince días para que estén vendiendo bastones de réplica en todos los puestos que cargan globos y banderas en el mes patrio. El mexicano es oportunista por naturaleza y gandalla por necesidad.

 

Los verdaderos amigos de la candidata Sheinbaum no se toman selfies ni la andan correteando por las banquetas, ellos, ellas y elles se comparten memes y se cuelgan imágenes de motivación personal por la mañana en el grupo de whatsapp de los súper amigos de la cuatroté. Si no están en ese círculo de confianza no anden presumiendo las fotos pa’l face. Tampoco es así como que digan que estéticamente una selfie con Claudia Sheinbaum se compara con la de Enrique Peña “bebé”. Éramos felices y no lo sabíamos.

 

Se ha de sentir bien feo que después de andar allá en la gran Tenochtitlán, desayunando en Polanco, oliendo fragancias francesas, y escuchando puras frases que terminan en acentuación aguda y tener que volver a San Luis Potosí con sus broncas rurales, gente encabronada porque le quitaron su adoquín de la puerta y otros porque ahí lo dejaron, que no hay agua y nos la siguen cobrando los socios españoles de Carlos Slim, que los jubilados y pensionados de la herencia maldita se empeñan en no morirse y seguir cobrando su varo. Que gente tan desagradable, nomas porque la nueva presidenta espera que salga la cuota de votos que hagan destacar a un estado que tiene el 2% del padrón nacional.

 

Conocí a Claudia Sheinbaum allá por el 2006, ella recorría el país divulgando la palabra, presentando el libro de Andrés Manuel López Obrador donde denunciaba el fraude electoral que había cometido en su perjuicio -y del pueblo de México- el espurio Felipe Calderón. Tenía la misma somnífera conversación de ahora, pero me imagino que todos los científicos y especialistas son así, como sea, nunca me imaginé que algún día recibiría el bastón de mando presidencial.

 

@gandhiantipatro

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