No se hallaba seguro de nada y eso era lo suyo: la reacción de su insignificancia ante lo imposible. No le agradaba explicarlo. No podía ni sabía. Elmer Mendoza.
¿Habrá alguien en su sano juicio que se despierte un día cualquiera y diga: hoy voy a solicitar mi afiliación al PRI? Lo dudo mucho, esa persona, (si es que existe) seguro tendrá algún tipo de retraso mental o un severo trastorno psicológico. En pleno proceso de selección de aspirantes a la candidatura presidencial del “Frente Amplio Por México” que conforman además los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática se dará la reafiliación de la militancia priista y los cambios dentro de los órganos de gobierno del Partido Revolucionario Institucional. La verdad hasta parece “plan con maña”, quien decidió postergar el cambio en la dirigencia local del PRI hasta un año y medio, aún después de la debacle del 2021, no sólo es su peor enemigo, sino que además quiere verlo desaparecer.
Al día siguiente de la derrota, se debió haber rasurado la nómina y los nombramientos de dirigentes del partido hasta que no quedase rastro de carrerismo, sin embargo, se respetaron los pobres cotos de poder de un ex gobernador que para entonces ya no se sabía si era priista, panista, morenista o verde. La verdad es que Juan Manuel Carreras y su triste legado perdurará en la historia de San Luis Potosí, su lugar será el del responsable directo de la extinción del instituto político que lo vio nacer como ujier de vianda y cámara de Gonzalo Martínez Corbalá, su protector y mentor hoy extinto. Si el viejote Corbalá hubiera visto cómo terminó su gobierno aquel hijo putativo, (quizás del que más orgulloso se sentía) se habría concedido un instante de reflexión. Aunque también existe la posibilidad de que se hubiera vomitado sobre la mesa, las pifias se sucedieron una tras de otra hasta el grado de provocar tiricia en lugar de lástima.
Hay una corriente interna del PRI que pugna por mejores y más eficaces decisiones políticas, Ángel Castillo es el rostro más visible de ese movimiento de priistas que presionaron por la salida de Elías Pesina de la presidencia del comité directivo estatal. Se manifestaron en redes sociales y posteriormente a través de varios desplegados exigiendo al presidente del comité ejecutivo nacional (CEN) Alejandro Moreno la renovación de la dirigencia estatal. Lo único que pudieron escuchar fue el ruido de los grillos, si acaso alguna tibia reacción del líder estatal Elías Pesina que conminaba a los disidentes a disciplinarse y “acercarse” al partido para ayudar en la reconstrucción. Curiosa declaración porque las dos probables reacciones eran opuestas, si Elías hablaba en serio con su convocatoria, no podía tomarse de otra forma que no se entendiera como soberbia. Pero si Elías aún lanzaba una propuesta insulsa a sabiendas de que no era factible, solo había una opción, el tipo es inimputable y ni siquiera es capaz de darse cuenta.
¿En todo este entramado que pitos toca Enrique Galindo? Es un padre ausente, uno pensaría que iba a llegar con la espada desenvainada cortando cabezas, pero no, dejó que el agua se estancara, la pestilencia llegó a todas partes. Fue tal vez que no tenía a nadie para proponer y como quiera Elías Pesina estaba subordinado. Como regidor de la capital ha hecho más por el PRI que en todo el tiempo que duró su regencia. Y es que dicen que mucho ayuda el que no estorba, no quisiera ir detrás del personaje de marras en el pasillo de un supermercado, la pachorra y la indolencia es el mal de una vieja generación de políticos del PRI que hibernaban dos años al concluir cada proceso electoral.
A Enrique Galindo no le convenía la inacción de sus ocasionales cómplices, pero yo me imagino que resolver ese tema de encontrar perfiles que no reúnan las características de experiencia, seriedad, disciplina y prestigio era prácticamente imposible. Hasta el empresario metido a político Pablo Valladares que siempre pide una posición para su agrupación política estatal se le durmió el gallo. Quizás porque anda enamorado, o porque se le murió “Ponce” su operador político, pero así como pateando un bote se le fugaron dos años y ahora cuarto para las doce buscará nuevamente que lo junten a las mesas donde se toman las decisiones. Ahora que ya no asusta a nadie con sus medios digitales que sobreviven gracias al financiamiento público, ya no hay reputaciones que se sientan amenazadas.
El problema es que ya no existe un PRI, es una balsa salvavidas en medio de un naufragio y las mujeres y los niños van primero. La nueva dirigente es una vieja operadora que si bien conoce al alcalde capitalino Enrique Galindo desde su etapa preparatoriana, no llega con la bendición y el júbilo del primer priísta del estado, al contrario, el arribo de Sara Rocha y Friné Azuara como presidenta y secretaria general del partido sonó bofo porque no han tenido el apoyo del “richi”, (como conoce Sara al presidente municipal). “Para acabarla de joder” (como diría el españolete) la administración municipal está saturada de políticos carreristas, toranzistas -y uno que otro horacista. La dirigencia estatal no tiene ni siquiera capacidad de gestión, mucho menos financiamiento, y del presupuesto que le concede el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana si acaso alcanza para pagar adeudos, multas y una nómina que deberá reducirse para poder sustituir a una retahíla de burócratas de partido por operadores políticos.
Lo único que aprendió rápido Sara Rocha fue a respetar al señor gobernador, porque si alguna vez ha mencionado su nombre debe haber sido para destacar su liderazgo y lo difícil qué será enfrentarse con él en condiciones tan desventajosas previo al próximo proceso electoral. Si bien el alcalde está “maniao”, (así se dice cuando se le amarran las patas delanteras o traseras a un potrillo u otro animalito para facilitar su lazada) eso no significa que la nueva dirigente del estado deba quedarse callada cuando en el congreso del estado se toman decisiones que afectan a su propio partido y donde incluso el partido verde cuenta con el voto de diputados priistas como Alejandro Leal Tobías alias “el caco”. Con el tipo no se puede contar, desde el principio de este gobierno se manifestó como un pelele mamporrero de excrementina transición. No es raro, sus hermanos hicieron mucha obra para el gobierno en el pasado sexenio y lo mejor que construyeron fue un considerable patrimonio.
Se ve muy difícil que un partido político que trae una intención de voto efectiva del 14 por ciento se convierta de la noche a la mañana en una amenaza. Y el PAN anda por los mismos rumbos. Ni siquiera por mucho revuelo que haya despertado la sorpresiva inclusión de Xóchitl Gálvez en la contienda, lo más difícil en correr una maratón es mantener el ritmo. La candidata panista – priísta – perredista no va venir aquí a hacerle el trabajo a Sara Rocha y Veronica Rodríguez, incluyendo a los padrinos políticos Enrique Galindo y Xavier Azuara, “cada quien se rasca con sus propias uñas”. A ver cuánto duran las lealtades cuando el gobernador les aplique algo de rigor a media campaña. Pa’ que vean que no es lo mismo atrás que en ancas.
P.D. De la visita de Claudia Sheinbaum solo quedaron los ecos de un auditorio uniformado con playeras verdes y la sustitución de un “mañosin” delegado político de la campaña de Adán Augusto López en Aguascalientes que se metió al evento de Claudia en San Luis Potosí, experto en “mamar y dar de topes” se aferró a su negación hasta que le fueron las fotos. ¿Pos que esperaba en la era digital?
P.D. Viento en popa la precampaña de posicionamiento de David Azuara Zúñiga para no se ha dicho que cargo electoral, pero de que lo traen reparte y reparte tinacos y despensas por toda la ciudad capital, anda que no se toma un respiro. Según que trae de padrino al pollo, -no se asusten estimados lectores, es otro pollo- un tanquianero de Tanquián que no haya donde tirar el dinero y hasta resultó contratista privilegiado de la cuatroté… y amigo de Andy.
@gandhiantipatro