Los civiles aseguran que la pasividad de las autoridades federales han propiciado y aumentado esta guerra entre organizaciones criminales, la cual los ha obligado a desplazarse para evitar su muerte
Michoacán continúa en guerra. Una calma tensa se rompe en cualquier segundo debido a los enfrentamientos entres los cárteles del narcotráfico, pero los pobladores aún no pierden la fe y han realizado misas y procesiones por la paz en su estado.
Estos contextos completamente diferentes se encontraron a lo largo de este 3 de julio, pues mientras en algunos municipios el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Cárteles Unidos libraban una cruenta guerra, pobladores de Aguililla rezaron y clamaron por la paz de su región.
Tocumbo, Tacátzcuaro y Santa Inés, en las cercanías de Cotija, fueron los territorios testigos de los cientos de disparos que quedaron registrados en diversos videos circulados en redes sociales, donde las personas que presenciaron estos hechos simplemente grabaron el cielo, pues acercarse a la zona sería sumamente peligroso.
Ya pareciera algo común vivir entre las balas. A diario se registran enfrentamientos entre estos cárteles que buscan dominar Michoacán. Sin embargo, quienes terminan siendo afectados son los propios habitantes, quienes sufren bloqueos de agua y víveres, así como cortes de energía eléctrica y hasta son obligados a participar en las barricadas de la zona.
No obstante, las estrategias de batalla cada vez se hacen más inteligentes y poderosas. Otros metrajes dejan ver las máquinas monstruo que supuestamente Cárteles Unidos utiliza en contra del CJNG para ganar terreno en Michoacán.
Una de estas unidades es un camión de construcción amarillo, con una pala por delante que, en un contexto, se utiliza para levantar la tierra. Su coraza y tamaño impiden la entrada a las balas, pues se encuentra totalmente sellada y sólo una pequeña ventana le permite al piloto ver hacia afuera.
El segundo acorazado es un tanto más pequeño y de color azul, como una camioneta modificada y mejorada para ser impenetrable y para cumplir con la misión de trasladar a los sicarios y sólo dejarlos disparar a ellos desde adentro.
De acuerdo con fuentes no confirmadas, los enfrentamientos de este sábado dejaron un saldo de siete muertos: dos pertenecientes a Cárteles Unidos y cinco presuntos sicarios del CJNG. Hasta el momento el saldo final se desconoce, y probablemente continúe de esa manera hasta que las autoridades logren ingresar a estos municipios.
Refugiados en la fe, los pobladores de Aguililla se sumaron hoy a una misa y procesión para pedir la paz en la zona. Gilberto Vergara, párroco de este municipio, convocó este sábado a ambas acciones, con el objetivo de hacer llegar un mensaje de reconciliación en la zona.
“Viendo la necesidad de que la paz regrese a nuestro pueblo estamos invitando a una misa por la reconciliación y la paz, por la tarde a las 19 horas a un lado del cuartel, donde fue el conflicto donde están las personas”, invitó el religioso.
Cientos de personas acudieron al lugar, donde Vergara rezó en nombre de Aguililla y le solicitó a todos los presentes que se sumen a la petición para detener la violencia en el estado y así volver a una tranquilidad que no se sienta falsa.
“Pedimos a Dios que derrame sobre nosotros la gracia de la paz como un don y que nosotros sepamos conservarla, vernos como hermanos, tratarnos como tales, y no dejemos que el mal arrebate la paz de nuestros corazones”, se escuchó en el sermón.
La figura del párroco ha sido fundamental durante este lapso de violencia, pues ha fungido como un intermediario entre todos los participantes del conflicto: civiles, autoridades y hasta los integrantes del narco.
Además, es uno de los principales voceros de los acontecimientos en Aguililla, ya que desde sus redes sociales o en entrevistas con medios de comunicación denuncia los enfrentamientos, como el suscitado el pasado 1 de julio, cuando un grupo de personas se abarrotó a las afueras de la 43 zona militar para enfrentar a los soldados.
Con la paciencia colmada por la pasividad de los militares, así como por los cortes de luz, los habitantes aseguran que el dominio del narco en el sitio es debido a la inacción de la Guardia Nacional.
La violencia se ha convertido en el pan de cada día, en una herramienta de control de los grupos criminales contra los pobladores que se han visto agredidos y obligados a desplazarse hacia otros lugares para evitar su muerte. Tal vez ahora, con esta plegaria al cielo, logren la tranquilidad que tanto desean.