Los índices demográficos señalan que aunque el país posee un alto número de personas en edad laboral, la tendencia se revertirá.
Agencias
MÉXICO, DF.- Tener una población mayoritaria en edad de trabajar y todavía ancianos cuyo número es ‘manejable’ es el sueño de cualquier país que quiere desarrollarse, pero México lleva lastres casi insuperables: economía subterránea, seguridad social deficiente y, sobre todo, incertidumbre pues los mexicanos no piensan en el futuro.
Así, de acuerdo con una nota pulicada en el periódico El País, a México le queda, si acaso, 10 años de estar en ese sueño, pero no se vislumbra si alguna día despertará. El periódico español lo explica así:
Un poco más de la mitad de los mexicanos tienen la suficiente edad para trabajar: son mayores de edad y aún no han cumplido los 60 años. Es el sueño de cualquier país del mundo para impulsar el crecimiento de su economía, sin embargo, para México es una oportunidad que puede agotarse en los próximos 15 años, según las previsiones demográficas de Naciones Unidas.
Entonces, el conocido como bono demográfico se reducirá y las personas económicamente dependientes por vejez crecerá.
Hasta ahora, México goza de un crecimiento sostenido de su población que alcanzó los 127 millones de mexicanos en 2015 y que ha ido aumentado en un ritmo de 1.7 por ciento en los últimos años, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El 53 por ciento de los mexicanos en este momento se encuentran en edad de trabajar, un panorama muy distinto al que se veía —por ejemplo— en 1970 cuando en la población de 51 millones de habitantes apenas el 37 por ciento contaba con una edad para laborar.
El impulso de políticas públicas para la planificación familiar ha conseguido que México reduzca su población infantil en los últimos 40 años, pero no ha logrado prever el futuro de los mexicanos que trabajan y de aquellos que alcanzarán la jubilación en los próximos años.
De este panorama ha llamado la atención un especialista en Demografía, Silvia Giorguli, presidenta del Colegio de México, en un artículo publicado en la prensa mexicana.
En el texto ¿Qué hicimos con el bono demográfico?, la académica apunta que el Estado mexicano se ha preocupado más en las últimas décadas por contener una explosión demográfica que por preparar a sus jóvenes para el empleo y a los adultos para el retiro.
“Nos quedan 10 años más antes de que la tasa de dependencia empiece a subir por el proceso de envejecimiento”, alerta.
Giorguli asegura que México ha perdido importantes oportunidades para aprovechar el momento en el que la mayoría de los mexicanos trabajan, pero que antes de que el bono demográfico descienda el país todavía puede preparar a este bloque para el envejecimiento.
“Necesitamos pensar en formar a los mexicanos que están en edad laboral para que se preparen para su etapa de envejecimiento”, explica a El País.
La especialista plantea que el entorno económico ha impedido impulsar esquemas para que estos mexicanos ahorren o inviertan su dinero para el futuro. “Uno planea cuando tiene la certeza sobre el resultado, cuando hay tanta desconfianza del entorno macroeconómico la población no invierte su dinero. Es necesario que el Estado genere certidumbre”.
El país difícilmente crece por encima del tres por ciento y tiene al 60 por ciento de su economía en estructuras informales.
Además, México carece de una base de seguridad social sólida como ocurre en Europa, continúa la especialista en demografía, porque buena parte de la fuerza laboral no tiene un empleo formal. La población mayor a los 60 años es de 13 millones de mexicanos en este momento y para 2030 se prevé que alcance los 20 millones.
En este punto el Estado mexicano podría aprovechar que la población infantil ha disminuido para afinar la calidad del sistema educativo, mejorar las condiciones del mercado laboral e integrar a más mujeres a los centros de trabajo.
Giorguli habla de un ‘bono de género’ que puede contribuir a la productividad de la población mexicana a través de la participación de las mujeres. “Existe una baja participación femenina en el trabajo en toda América Latina en general, esta población invirtió en educación en los últimos años pero por distintas razones no se insertan en el mercado laboral”.
Y añade que será necesaria la conciliación en la familia y el trabajo para conseguir que este sector de la población contribuya a aprovechar los último años del bono demográfico.