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Rioverde, entre la indiferencia y el clamor por justicia.

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EL ORÁCULO

Por: Esteban Espinoza

El pasado martes, la visita del gobernador Ricardo Gallardo Cardona a Rioverde para inaugurar un parque lineal dejó al descubierto una realidad que contrasta brutalmente con las festividades oficiales: la inseguridad y la desesperación de quienes buscan a sus seres queridos desaparecidos. 

En este marco, la voz valiente de Odalis Cruz Arvizu, madre de Emir Yurel Torres Cruz, de 19 años, desaparecido hace más de 16 días, se convirtió en un grito de auxilio y un recordatorio de la descomposición social y de seguridad que enfrenta Rioverde y la Zona Media.

Mientras el alcalde de Rioverde, Arnulfo Urbiola Román, presume con orgullo que su municipio es “La Capital del Mundo”, los hechos cuentan una historia distinta. Rioverde no es más que un triste reflejo de la negligencia, la falta de resultados y el abandono de sus autoridades. La desaparición de Emir Yurel es solo uno de los muchos casos que se acumulan en esta localidad, que debería ser un ejemplo de progreso y bienestar, pero se ha convertido en un símbolo de dolor, miedo e impunidad.

Urbiola Román parece más preocupado por alimentar su slogan político que por enfrentar la creciente ola de desapariciones que azota al municipio. Las cámaras del C4, promocionadas como un bastión de seguridad, parecen más decorativas que funcionales, pues las familias de las víctimas denuncian que no hay acceso oportuno a estas herramientas para las investigaciones. ¿De qué sirve contar con tecnología avanzada si no se utiliza para proteger a la ciudadanía?

La inseguridad en Rioverde no solo es palpable en las cifras, sino en el temor que paraliza a sus habitantes. Odalis Cruz lo expresó con crudeza: los ciudadanos tienen miedo de hablar, de denunciar, de colaborar, porque saben que hacerlo los convierte en posibles víctimas. Este clima de miedo y silencio solo perpetúa la impunidad y agrava el problema.

Es inadmisible que en un municipio donde tantas familias enfrentan el horror de perder a sus seres queridos, las autoridades locales se limiten a discursos vacíos y eventos inaugurales. Urbiola Román tiene una deuda enorme con los rioverdenses. No se puede hablar de progreso, turismo o desarrollo cuando las calles están manchadas por la inseguridad y las familias viven con el corazón roto.

Los ciudadanos de Rioverde merecen más que promesas. Merecen autoridades que trabajen con seriedad, que se enfrenten a los problemas con acciones contundentes y que prioricen la vida y la seguridad de su gente sobre cualquier interés político o personal. La ausencia de resultados, la falta de empatía y la desidia institucional no pueden seguir siendo la norma.

El caso de Emir Yurel no puede ser uno más en la lista de pendientes de la Fiscalía. Cada día que pasa sin respuestas es un recordatorio de la ineptitud de quienes deberían protegernos. Las familias de los desaparecidos no buscan caridad ni discursos vacíos; exigen justicia, verdad y resultados.

Urge un cambio de enfoque en Rioverde. El gobierno municipal, encabezado por Urbiola Román, tiene que dejar de lado la soberbia de los eslóganes y asumir su responsabilidad frente a la inseguridad. Es momento de que las autoridades trabajen de la mano con los colectivos de búsqueda, con las familias y con las instancias estatales y federales para devolver la paz y la confianza a un municipio que, lejos de ser “La Capital del Mundo”, se ha convertido en una capital de la incertidumbre y el miedo.

Que la voz de Odalis Cruz no sea solo un eco en el desierto. Que su valentía inspire a más familias a exigir justicia. Y que las autoridades finalmente asuman su deber con la seriedad que esta crisis demanda.

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