Por Esteban Espinoza Hernández

Rioverde, San Luis Potosí – El martillo ha callado, pero el eco de su trabajo resuena en cada rincón de Rioverde y más allá. En el Día del Carpintero, Familiares y amigos siguen reuniéndose para rendir un emotivo homenaje a Don Aurelio Avalos, cariñosamente conocido como “La Llave”, un nombre que evoca la maestría con la que abría las puertas al arte en la madera y al corazón de quienes lo conocieron.

A sus espaldas, más de 85 años de dedicación a un oficio que no solo dominaba, sino que vivía y respiraba. Don Aurelio no era un simple carpintero; era un artista, un artesano, un maestro. Su legado, tallado con paciencia y esmero, adorna edificios emblemáticos como el Instituto de las Bellas Artes y el Cabildo en la capital potosina, así como los cabildos de Rioverde y Ciudad Fernández, dando testimonio de su impecable trabajo y su profunda conexión con su tierra natal.
Su talento trascendió no solo en Río Verde, sino también a nivel estatal y nacional. al realizar trabajos para figuras reconocidas como el actor Julio Alemán y participar en la creación de la estructura de madera del Palacio de Gobierno de San Luis Potosí durante la administración de Martínez Corbalá habla del prestigio y la excelencia de su oficio.
Además, es evidente que no solo fue admirado por su trabajo, sino también por su personalidad y carisma. Su famosa frase “Recula para atrás, como dijo la llave” es parte de las muchas anécdotas que lo mantienen vivo en la memoria colectiva. Frases como esa no solo arrancan sonrisas, sino que también reflejan la sabiduría popular y el sentido del humor tan característico de personajes entrañables como él.
Historias como las del maestro Aurelio merecen ser contadas y recordadas, no solo por su destreza como evanista, sino por el ejemplo de dedicación, humildad y pasión por su oficio. Su legado es sin duda una fuente de inspiración para las nuevas generaciones de artesanos y para todos aquellos que buscan dejar huella a través de su trabajo.

“Era un hombre de pocas palabras, pero sus manos hablaban por él,” comenta su hijo Aurelio Avalos Reyes mejor conocido como el “Cesar” mi padre dejo un gran legado en mi familia y una tabla muy grande para superar, de todo lo que el creaba venia de su imaginación un lápiz y un papel o la misma madera era el lienzo perfecto para plasmar su idea, su paciencia y temple hizo de esta profesión un sello característico de la familia en Rioverde como en otros estados y países lo admiraban porque le mandaban a hacer trabajos tan bellos que a veces no quería deshacerse de ellos .
Don Aurelio. “Cada pieza que salía de su taller era una obra de arte, una muestra de su dedicación y su amor por la madera.”


Pero el legado de “La Llave” va más allá de sus creaciones individuales. Don Aurelio fundó una verdadera dinastía de carpinteros. Hoy, cuatro generaciones de la familia Avalos continúan su legado, manteniendo viva la tradición y transmitiendo sus conocimientos a las nuevas generaciones. Su taller, un lugar impregnado del aroma a madera y del sonido constante de las herramientas, es un crisol donde se forjan el talento y la pasión por la carpintería.

“Mi abuelo nos enseñó que la carpintería no es solo un oficio, es una forma de vida,” explica Luis Alberto Avalos, nieto de Don Aurelio y orgulloso continuador de la tradición familiar. “Nos inculcó el amor por la madera, el respeto por las herramientas y la importancia de la calidad en cada trabajo que realizamos.” junto con su hermanos Belen Avalos fueron maestros de carpintería en la escuela secundaria Benito Juárez

Más allá de su destreza técnica, Don Aurelio era reconocido por su generosidad y su compromiso con la comunidad. Siempre dispuesto a compartir sus conocimientos, formó a innumerables aprendices que hoy en día ejercen con orgullo el oficio de la carpintería. Su legado no se limita a las piezas de madera que creó, sino también a la semilla que sembró en las mentes y corazones de quienes lo rodeaban quienes tras sucumbir a esta vida sus hijos Rolando, Lucio y Jorge Avalos llevaron sus enseñanzas a tres generaciones , como hoy en día Luis Albero y Jorge hijos de Jorge Alberto Avalos Reyes siguen dandole vida a esta noble profesión.

El homenaje a Don Aurelio Avalos no solo fue un acto de reconocimiento a su trayectoria, sino también una celebración de la importancia de los artesanos en la construcción de la identidad y el patrimonio cultural de Rioverde. En un mundo cada vez más industrializado, la labor de los artesanos como Don Aurelio es fundamental para preservar las tradiciones y mantener viva la esencia de la comunidad.


“La Llave” ya no está físicamente presente, pero su legado perdurará por generaciones. Sus manos labraron más que madera; labraron una historia, un ejemplo de dedicación, pasión y compromiso con la comunidad. Su vida es un recordatorio de la importancia de honrar y preservar las tradiciones artesanales que enriquecen nuestra cultura y nos conectan con nuestras raíces. En este Día del Carpintero, Rioverde rinde tributo a un hombre que, con sus manos, abrió las puertas a un mundo de belleza y creatividad. Su nombre, Aurelio Avalos “La Llave”, resonará por siempre como sinónimo de excelencia y dedicación en el noble arte de la carpintería.

- Ramón Torres García ex presidente municipal de Rioverde y ex diputado local dijo que “Don Aurelio fue un ejemplo para todos nosotros. Su dedicación y su talento enaltecieron el nombre de Rioverde. Este homenaje es un reconocimiento a su invaluable contribución a nuestra comunidad.”su influencia se extendió más allá del ámbito educativo, dejando huella en su comunidad a través de su trabajo y sus famosas frases. como “hay un gentío de gente ” Su ejemplo de esfuerzo, dedicación y honestidad refleja el carácter de los rioverdenses y resalta la importancia de mantener vivos los valores tradicionales ; La referencia a su hermano Belén también destaca cómo el oficio de la carpintería y la dedicación a la excelencia son parte del legado familiar; En un contexto donde se percibe un deterioro del tejido social, recordar a personas como el maestro Aurelio puede servir de inspiración para reforzar los lazos comunitarios y valorar los oficios artesanales que dan identidad a la región. Su vida y obra son un testimonio de cómo la pasión por el trabajo bien hecho y el compromiso con la comunidad pueden dejar una marca perdurable.