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Se feriaron con la FERERIO 2024

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EL ORÁCULO

Por Esteban Espinoza

Por más que le pusieron globos, luces y alboroto, la Feria Regional de Rioverde 2024 terminó oliendo más a cloaca que a un algodón de azúcar. Y no lo decimos nosotros: lo destaparon los propios regidores en la pasada sesión de Cabildo, que más que reunión edilicia, pareció función de circo… pero de los malos, de esos con payasos tristes y leones flacos.

Resulta que, tras semanas de misterio y de un informe más escondidos que los buenos chismes de rancho, los regidores de oposición —Mariana Díaz Castillo y Salvador López Aguilar— hicieron lo que pocos se atreven: rascarle al lodazal. ¿Y qué encontraron? Un documento anónimo, un recibo de “donación” y una cantidad que causa más risa que ternura: $1,281 pesos de ganancia. Sí, leyó usted bien, estimado lector: mil doscientos ochenta y un miserables pesos fue lo que dejó de utilidad una feria que costo más de ocho millones de pesos. Lo que se dice, una auténtica burla al pueblo.

El alcalde Arnulfo Urbiola, con voz entrecortada y tragándose las palabras (y probablemente la vergüenza), intentó defender a sus funcionarios. Que si se autorizó tanto, que si se gastó más, que si hubo un desfase, que si el promotor, que si la abuela del promotor… pero ninguna explicación que convenciera. Más bien parecía que se iba a poner a llorar. ¿Dónde quedó ese tono bravucón con el que suele hablar cuando todo está controlado? Pues se esfumó, igual que el dinero de FERERIO.

Y cómo olvidar la joya de la sesión: la regidora originaria del municipio de Ébano, Rosa María Huerta, que con su acostumbrada actitud prepotente y tono de amenaza, dejó claro que ni sabe leer bien, ni entiende para qué está sentada en esa silla. Se puso como fiera contra los regidores de oposición, pero cada vez que tomaba la palabra era una mezcla entre pena ajena y comedia involuntaria. Que alguien le pase un curso básico de lectura… y de modales también, ya que estamos.

Pero si algo huele peor que los baños portátiles de feria, es lo siguiente: resulta que la feria fue manejada por la pareja sentimental de la síndico Claudia Juárez Iga; Emilio Luis Padrón, que oh sorpresa, además, también es funcionario del SASAR. ¿Y cómo llegó él a manejar la feria? ¿Por concurso? ¿Por mérito? ¿Por sorteo de palillos? No, por puro y llano compadrazgo, de ese que tanto daño hace a las administraciones públicas.

Y aunque el grupo Marca Registrada fue anunciado como acto estelar, en el informe financiero no aparece ni por error, El Padrino le quedo mal al alcalde, y no le mando el regalito que esperaba; ¿Y el estacionamiento? Ah, ese fue otro poema: reportaron entradas de $10,500 pesos diarios, cifra ridícula tomando en cuenta que hasta para conseguir lugar se necesitaban milagros y sobornos. Todo mal.

La oposición no se guardó nada. Díaz Castillo y López Aguilar lo dijeron clarito: esto huele a desfalco. Y exigieron una auditoría formal para que caiga quien tenga que caer. Porque si después de tanto gasto el pueblo se tiene que conformar con mil doscientos pesos, entonces no fue una feria… fue un insulto.

Así que ya lo sabe, querido lector: la Feria de Rioverde 2024 no solo dejó poco dinero, también dejó claro quién es quién en el Cabildo. Porque mientras unos se prestan al engaño y defienden lo indefendible, hay quienes se atreven a hablar, aunque les quieran cerrar la boca.

Y como dice el dicho, “cuando el río suena… es porque alguien ya se llevó el dinero en costales”.

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