Los asaltantes de casa habitación se valen de códigos o marcas que van dejando afuera de las casas y conforman todo un breviario de frases que facilitan la labor de los delincuentes.
Lucen como una mancha más en el entorno, lleno de grafittis, pero significan la viabilidad que pueden enfrentar los ladrones, ante, por ejemplo, una familia que salió de vacaciones