Enmedio de los juzgados aparece el toque humano
La Corte de Brooklyn, asediada por la prensa en uno de los juicios más importantes de la década. Especial / El Diario
J. Jesús Esquivel
NUEVA YORK (Apro).– La última semana de audiencias de este año en el juicio contra Joaquín ‘‘El Chapo’’ Guzmán Loera se destaca por el toque humano que le imprimió la presencia de sus gemelas, nuevas acusaciones de corrupción y la revelación de las trampas que le puso la DEA.
Aunque ha mermado la presencia de reporteros en la sala del juez Brian Cogan, en la Corte Federal del Distrito Este, en Brooklyn, Nueva York, no es lo mismo con las declaraciones y acusaciones explosivas de parte de criminales que en algún momento fueron socios de Guzmán Loera.
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Es el caso de Jorge Milton Cifuentes Villa, Simón, uno de los capos del narcotráfico colombiano más connotados; hasta ahora ha sido el ex socio de ‘‘El Chapo’’ que más lo ha comprometido con su testimonio; guiado por los siete fiscales del gobierno estadounidense, ha colocado al sinaloense como un criminal capaz de negociar con grupos terroristas —como las Autodefensas Unidas de Colombia— o guerrilleros— como las FARC.
Acercamiento
Simón, quien ya había hecho a Guzmán Loera el daño que buscaba la fiscalía, lanzó otra acusación que sacude las estructuras políticas mexicanas de la época salinista.
El colombiano dijo que él personalmente se encargaba de sobornar al entonces procurador general, Ignacio Morales Lechuga.
El siguiente testigo del gobierno de Estados Unidos fue otro de los narcotraficantes más esperados por la prensa que cubre el juicio. Cuando Pedro Flores entró a la sala y caminó al estrado, ‘‘El Chapo’’ miró con odio a quien fuera uno de sus grandes compradores de cocaína y heroína.
Su testimonio es crucial para el caso, pues Pedro y su gemelo, Margarito, ambos ciudadanos de Estados Unidos, ofrecen evidencias frescas sobre la participación de ‘‘El Chapo’’ en el transporte, venta y distribución de drogas.
A las primeras preguntas de Fels, Pedro comenzó a exponer la participación directa de Guzmán y otros capos del Cártel de Sinaloa, como Ismael ‘‘El Mayo’’ Zambada, en la venta de narcóticos en ciudades como Nueva York o Chicago.
Su conexión de negocios con ‘‘El Chapo’’ arrancó en 2005, cuando Ledezma les dijo que era un personero del Cártel de Sinaloa y les propuso que en Chicago y sus alrededores instalaran bodegas para almacenar grandes cargamentos de droga.
En abril de 2008, temerosos de su futuro, los Flores, por conducto de su abogado, se acercaron a los agentes de la DEA en Guadalajara.
Gracias a su cooperación con la DEA, Pedro y Margarito fueron sentenciados a 14 años de cárcel y no a cadena perpetua, como correspondía por los delitos que cometieron. Los gemelos llevan ya 12 años encarcelados y si cumplen al pie de la letra lo que les pida declarar el Departamento de Justicia, dentro de dos podrían quedar libres.
El 15 de noviembre de 2008, 15 días antes de ponerse definitivamente a disposición del gobierno de Estados Unidos, como marioneta de la DEA Pedro Flores le puso una trampa a ‘‘El Chapo’’: grabó una conversación telefónica que tuvo con Guzmán para negociar el costo de un cargamento de 18 kilos de heroína que el capo mexicano ya les había puesto a los gemelos en Chicago.
Eran las 20:43 horas cuando ‘‘El Chapo’’, desde algún lugar de la sierra de Sinaloa, se comunicaba con Pedro, quien, como los agentes de la DEA que lo manejaban, estaba en la capital de Jalisco.
—Para lo que hablamos el otro día tengo el cheque listo… ¿me puede rebajar unos cinco pesos de eso?
—¿A cómo me lo va a pagar?
—A 50.
—Mañana recojo el dinero… está bien, está bien el precio.
—El otro señor me dio algo que no salió bueno y lo tengo que emparejar.
Se referían al pago de 18 kilos de heroína que la gente del capo mexicano le entregaría a la del distribuidor estadounidense en Chicago.
Pedro le explicó a Fels que cuando dijo que tenía el “cheque listo”, hablaba de que tenía los dólares en efectivo para pagar la droga, ya fuera en México o Estados Unidos.
Cuando Flores mencionaba la rebaja de “cinco pesos”, le estaba pidiendo a Guzmán que al precio del kilo de heroína —de 55 mil dólares— le quitara 5 mil.
Y al referirse al “otro señor”, Flores hablaba de un cargamento de 13 kilos de heroína que le había comprado a la gente de ‘‘El Mayo’’.
Reaparece la familia
La fiscalía anunció que para la última audiencia de este año en el juicio contra ‘‘El Chapo’’, todos los testigos serían agentes de la ley. Iba a ser una sesión aburrida, comentaban los periodistas.
Pero a escasos tres minutos de haberse iniciado la audiencia, la sala se transformó: luego de tres días de no asistir a las audiencias, apareció Emma y con ella, sus pequeñas hijas, las gemelas María Joaquina y Emali.
Incapaz de contener sus emociones tras ver a las niñas en la sala, al Chapo se le llenaron los ojos de lágrimas, aunque trataba de contenerse. Volteó completamente a su lado izquierdo para saludar y mandarle besos a sus “cuatitas”.
‘‘El Chapo’’ no se podía contener: sus hijas le mandaban besos, le hacían gestos de cariño, lo saludaban; él respondía aprobando con la cabeza sus visajes, enviándoles besos… El espectáculo no pasó inadvertido por los integrantes del jurado, que miraban la escena enternecidos.