Fátima Abraham, líder comunitaria en la iglesia, se sentó junto a ella y la consoló. “Estamos aquí con ella porque tenemos que rezar en lugar de criticar o atacar”, dijo Abraham a la prensa presente en el templo, según el diario Texas Tribune.

“Entregarse al odio y al resentimiento no es bueno para la humanidad”, agregó. A la madre, desconsolada, le dijo que “no todos en la comunidad están contra ella”.

“Tiene que saber que ella no es la culpable de esto. Ella no puso el arma en las manos de su hijo”, prosiguió Abraham.

“No era un monstruo, pero sí agresivo”

Adriana Reyes dio una entrevista a ABC News y habló por primera vez sobre su hijo, de quien dijo que “no era un monstruo” pero podía “ser agresivo

“Yo tenía un sentimiento de inquietud a veces, como ¿qué estás tramando?”, confesó. “Podía ser agresivo…si realmente se enfadaba”, agregó.

Reyes aseguró que ella desconocía que su hijo había comprado dos rifles de asalto en un periodo de ocho días, justo después de cumplir 18 años.

Sobre los 19 niños asesinados por su hijo, apenas tuvo palabras. “Esos niños…no tengo palabras. No sé qué decir sobre esos pobres niños”, dijo entre lágrimas.

“Muchos eran nietos de mis amigos”

El abuelo del agresor, Rolando Reyes, expresó también su dolor por la masacre. “Muchos de los niños eran nietos de mis amigos”, dijo en unas declaraciones a los medios.

“Lo siento mucho, tengo dolor por todo esto”, expresó apenado. Reyes es el esposo de la abuela a la que el agresor disparó en su casa cuando ella trató de impedir que saliera armado. Ella sigue hospitalizada.

La comunidad de la Escuela Primaria Robb en Uvalde, Texas, es fundamentalmente hispana y tiene fuerte lazos con la comunidad. Entre las víctimas había cuatro primos que fallecieron juntos.